La nueva Clesa cumple cien días

Cristina Barral Diéguez
Cristina Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

Tres trabajadores, el 31 de julio, en la cadena de producción de yogures de Clesa en la planta de Caldas de Reis.
Tres trabajadores, el 31 de julio, en la cadena de producción de yogures de Clesa en la planta de Caldas de Reis. capotillo< / span>

La planta de Caldas ultima su puesta a punto para relanzar la marca y ganar mercado

21 oct 2012 . Actualizado a las 06:50 h.

La nueva Clesa acaba de cumplir tres meses. El pasado 19 de julio se formalizaba en una notaría de Madrid la compra de la planta de Caldas por parte de la sociedad Agrupación Cooperativa Láctea (Acolact), que integran Feiraco y otras nueve coopeativas gallegas. El coste global de la operación ascendió a 10,2 millones de euros, de los que 2,54 corresponden a la fábrica ubicada en la parroquia de Saiar y a la marca.

El desembarco de la nueva propiedad en la factoría coincidió en agosto, un mes malo para contactar con los proveedores de maquinaria. Aunque no se perdió el tiempo, no se pudo avanzar ni todo lo rápido ni todo lo deseado. En esas primeras semanas los esfuerzos se destinaron también a poner en marcha aplicaciones informáticas, bases de datos, procesos de facturación, herramientas de gestión y seguimiento. En definitiva, a desconectar una unidad central y a conectarla con Feiraco, ya que es esta sociedad la que asumió el compromiso de gestión y dirección.

En este primer trimestre la producción se mantiene como estaba. En la planta trabajan 31 personas en dos turnos (mañana y tarde) y se fabrican yogures -incluido el crema bombón y el petit- y postres -flan de vainilla y huevo-. Pablo Gómez asumió la gerencia y el día a día de la factoría.

El consejero delegado de Clesa, José Luis Antuña, detallaba en una entrevista publicada en La Voz el 2 de septiembre cuáles eran las prioridades: relanzar la marca y conseguir distribución. El objetivo es captar clientes y hacer que Clesa vuelva a ser una «marca fuerte» en el mercado nacional y que le aporte mayores beneficios a los ganaderos por su producción. No hay que olvidar que las cooperativas que integran Acolact representan el 20 % de la leche que se produce en la comunidad gallega, más de 400 millones de litros.

Fuentes de la empresa comentaron que, más allá de la fecha simbólica de los tres meses, no hay novedades reseñables. «No hay producto en los lineales, al margen de Froiz, y estamos ajustando la plantilla», señaló un portavoz de la firma. Si se cumple el plan diseñado, las primeras incorporaciones de empleados, dando prioridad a extrabajadores de la planta, se producirán el próximo noviembre o en diciembre.

El comité de empresa no quiere interferir en el proceso que está en marcha. Al valorar estos casi cien días de la nueva etapa, opta por la prudencia. Su presidenta, Lola Ramos, hizo hincapié en que hay una política de empresa «totalmente diferente» bajo una perspectiva de conseguir la mayor rentabilidad. «La planta está arrancando, se está haciendo el reajuste de la maquinaria y hay muchas cosas por hacer -subrayó Ramos Vila-. Pero se va a aumentar la producción y el aspecto comercial y por eso van a entrar compañeros». Y añadió: «Ahora se mira todo al dedillo».

Veinte mil toneladas

El objetivo de los nuevos dueños de Clesa es que la planta sea capaz de producir 20.000 toneladas en un horizonte de dos años. Otra de las máximas es conseguir una fábrica eficiente y donde la calidad del producto sea uniforme. Unas aspiraciones que coinciden con una situación del sector lácteo que los implicados definen como «crítica». Muchas explotaciones están al borde del cierre porque con el precio que cobra el ganadero no cubre ni siquiera los costes de alimentación.

Otra de las preocupaciones de los trabajadores es la amenaza futura de una reclamación de la Tesorería General de la Seguridad Social por la deuda de dos millones de euros de Clesa. No obstante, en la escritura de compra el juez exime a Acolact de cualquier pago a la Seguridad Social que estuviese pendiente por parte de Clesa cuando pertenecía a Nueva Rumasa. Las cooperativas entienden que la compra es «definitiva» y que asumen las cargas que asumen, no esa.

Feiraco y el resto de cooperativas entendieron que, pese a la crisis económica, hacerse con la planta de Clesa era una oportunidad para el sector lácteo gallego que no se podía desaprovechar. El Consello de la Xunta autorizó el pasado día 11, a través del Igape, un aval de 2,5 millones que permitirá a Acolact movilizar un préstamo bancario de 5 millones destinado a completar la financiación necesaria para la compra y reactivación de la factoría de Caldas.

«La planta está arrancando, pero hay una política de empresa totalmente diferente»

Lola Ramos Vila