AREOSO | O |

07 jun 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

DENUNCIAR los vertidos que se registraban en Cambados se había convertido, para los colectivos marisqueros, en algo habitual. Un día era la estación de aguas la que no funcionaba correctamente, al otro el bombeo de Tragove que se había quedado saturado y, al tercero, las tuberías del paseo marítimo que se habían desbordado. Así llevan años. Llamando al Seprona, dando aviso a Medio Ambiente y quejándose ante quien hiciese falta. Sin embargo nada se sabía de sus denuncias. En algún lugar se extraviaban y desaparecían misteriosamente. Eso es, al menos, lo que ha trascendido. Pero mira tú por donde resulta que, al final, lo que sucedía es que se habían equivocado de Administración. Tenían que haber recurrido a Pesca que, en sólo seis meses, ha sido capaz de presentar y tramitar una denuncia en serio contra un Concello. No le ha temblado el pulso a la nueva conselleira a la hora de imponer 60.000 euros de multa al municipio por haber perjudicado concesiones marisqueras. Su celeridad y premura merecen una sincera enhorabuena porque, por primera vez, se ha demostrado que la burocracia no siempre puede entorpecer el proceso haciendo eterno un castigo que, sino llega pronto, no surtirá efecto. Es cierto que sienta un precedente que estará haciendo temblar a algún que otro alcalde, pero no es menos verdad que esta es la única manera de que, de una vez por todas, aprendamos a cuidar las rías. Sólo espero que este mismo rigor se siga con todas y cada una de las administraciones que, de una forma u otra, están contaminando. Primero con los concellos, sobre todo con los que alegremente permiten los vertidos. Pero también con otras entidades, como Augas de Galicia, que se pasó años contaminando las tomas de agua de las depuradoras de marisco de Cambados y parte de la ría al instalar un sistema, el emisario, que sólo buscaba alejar la contaminación.