Los primeros cincuenta invitados se convirtieron en 300 durante la edición del año 56 Entre la primera y la segunda Festa do Albariño, las cifras se duplicaron. Aquel 29 de agosto del año 54 fueron ya 90 los que se acercaron a la huerta de los Botana para participar en la comida. El evento fue ganando fama y prestigio ya en sus primeras ediciones y así, el tercer año, el convite se sirvió para 140 comensales. Pero sería la cuarta la que se vio desbordada, obligando a trasladar la comida a la finca de Los Pazos. Trescientas personas degustaron 150 kilos de pulpo, otros tantos pollos y quinientas botellas de vino. La elevada afluencia obligó a la organización a sentar en cajas de conservas a algunos asistentes.
13 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.M. A. CAMBADOS La familia Quintanilla conserva una lista en la que Bernardino organizaba los diez coches que el 29 de agosto del año 54 llegarían a Cambados llenos de personalidades y amigos para disfrutar de la segunda fiesta. En ella, el organizador asegura que si alguno de los asistentes quiere «puede elegir algún acompañante más que resulte armónico al conjunto». También afirma que la hora de llegada será sobre las doce del mediodía, que a la una tendrá lugar el examen de los vinos y, a las dos se celebrará el «xantar». El lugar de encuentro será el café Iglesias. Noventa personas participaron en ese evento, en el que ya se presentaban a concurso 24 vinos. Hubo un primer jurado formado por Joaquín Álvarez, Carmelo Vided y Amadeo Cuíña que eliminó 19 caldos. Y fue el tribunal superior integrado por Ramón Rivero de Aguilar, Manuel Calviño Pico y Castroviejo que escogió al ganador, Ernesto Zárate. Aplazada la tercera La tercera fiesta iba a celebrarse el 28 de agosto, pero según la documentación de Quintanilla, tuvo que trasladarse al 4 de septiembre para que pudieron asistir distintas personalidades. Ese año participaron una treintena de vinos al concurso y hubo que subir el precio de la entrada a 75 pesetas (0,45 euros) porque habían subido los gastos. En una carta de Quintanilla se explica que será necesario subir el precio porque el año anterior, muchos tuvieron que poner dinero de su propio bolsillo. También se conservan misivas en las que pedía ayuda al por aquel entonces alcalde, José Peña, para la fiesta porque «viene personalidades que pueden hacer mucho por el bien del pueblo». En ellas también se le pide a Juan Salgado que traiga el pulpo y a Paco Aguiño que se ocupe de la limpieza de la huerta de Botana y de colocar las mesas de tal forma que quede espacio para bailar. El menú estuvo compuesto de marisco, pulpo a la marinera, pollo en pepitoria, postres de la cocina, café y licores y, como siempre fue preparado por las mismas concineras.