El acento gallego de la zurda más letal de La Fábrica

Iván Díaz Rolle
I. DÍAZ ROLLE REDACCIÓN / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

El mediapunta de 13 años Paulo Iago, con raíces en Lugo y A Mariña, pulveriza récords en la cantera del Real Madrid

17 may 2020 . Actualizado a las 12:11 h.

La zurda más dulce de la cantera merengue tiene nombre y denominación de origen gallega. La familia paterna de Paulo Iago Álvarez Morón (Madrid, 2007), repartida entre A Fonsagrada, A Pontenova o Ribadeo, sigue con expectación e ilusión las evoluciones del menudo mediapunta que rompe moldes en las categorías inferiores del Real Madrid.

Con solo 13 años despunta en el Infantil B y es el máximo goleador de La Fábrica. Según el blog especializado ADN blanco, hasta fin de año acumulaba 156 en cinco campañas como madridista. Y eso que una lesión lo lastró este curso, finalizado de forma prematura por culpa de la pandemia. Su padre, Pepe Álvarez, apunta que la cifra real de goles puede estar cerca del doble si se cuentan todos sus partidos.

Hasta fin de año, contabilizan 156 goles oficiales de Paulo Iago en las categorías inferiores del Real Madrid
Hasta fin de año, contabilizan 156 goles oficiales de Paulo Iago en las categorías inferiores del Real Madrid

Pese a esos intimidatorios números, Paulo Iago escapa del prototipo de delantero de área. «Es mediapunta, un jugador asociativo con visión de juego. Disfruta más una asistencia que un gol», destaca su progenitor. Unas cualidades que ya han despertado comparaciones, quizá algo precipitadas, con Luka Modric o Lionel Messi. «Excelente generación entre la que tengo especial predilección por la zurda maravillosa de Paulo Iago», apuntó el comentarista y exjugador del Real Madrid Álvaro Benito cuando su equipo se proclamó campeón de La Liga Promises. 

Una generación ganadora

Forma parte de una interesante quinta de peloteros en la que también destaca José Antonio Reyes hijo. Goles del gallego dieron al club madridista su primera Íscar Cup en el 2017 y el año pasado su primera La Liga Promises en 19 cursos.

Su padre jugó en el Sporting Pontenova, el Meira y el Baleira, y lo apodaban «O Pelé da Fonsagrada»

El talento con el balón de Paulo Iago tiene bastante de heredado, apuntan quienes conocieron la juventud de su padre. Pepe, que se crio en la aldea de Cerdeira, en A Fonsagrada, fue futbolista en equipos como el Sporting Pontenova, el Meira o el Baleira a finales de la década de los 80. Sus buenas cualidades le valieron el apodo de «O Pelé da Fonsagrada».

«Mis condiciones estaban muy lejos de las de Paulo. Yo era rápido y poco más», cuenta un hombre que lleva más de 30 años en Madrid, donde se casó y tuvo dos hijos a los que puso nombres gallegos: Paulo Iago y Brais (el mayor, de 19). «Vamos a Galicia cada vez que podemos, en Navidades y en verano, sobre todo», apunta con morriña.

«Llegar a la élite es complicadísimo, pero estar en las categorías inferiores del Madrid es precioso»

Aunque la apretada agenda deportiva de su hijo más joven dificulta últimamente los desplazamientos. «Llegar a la élite es complicadísimo, pero estar en las categorías inferiores del Madrid es precioso. Televisan los partidos, les hacen entrevistas... El trato humano y de los médicos es espectacular. Y además cumple en los estudios, se esfuerza mucho», explica sobre un futbolista precoz que quiere seguir exprimiendo su sueño

«Lo vieron con 3 años y les encantó»

«Siempre fue loco por el fútbol. Con 3 años quería jugar, pero en ninguna escuela lo aceptaban porque era muy pequeño. Al final en Parque Sureste aceptaron que entrenase, apenas les llegaba por la cintura a los demás, y cuando lo vieron tocar el balón les gustó mucho. No pudo empezar a jugar entonces porque rompió la tibia y el peroné, pero lo hizo con cuatro años».

Paulo Iago pasó dos años en Parque Sureste y luego otro en Adpi Rivas. Ya como prebenjamín, compaginaba sus entrenamientos en este equipo con los que realizaba en el centro de tecnificación Estrella de Madrid. Ahí y tras ser el máximo goleador de la Comunidad de Madrid en su categoría, lo vio el exjugador del Real Madrid Roberto Rojas, que decidió llevarlo a probar a una de las instituciones deportivas más grandes del mundo. Como prebenjamín inició su prodigiosa aventura en la Casa Blanca.