La vieja Europa celebra su juventud

Juan Oliver BRUSELAS

INTERNACIONAL

Un repaso a la historia desvela que la Unión siempre ha avanzado gracias a las grandes crisis

20 jul 2007 . Actualizado a las 18:38 h.

La prensa europea lo tiene claro. La UE cumple 50 años, así que hay que tratarla como a una dama de mediana edad, con incipientes achaques, algo de sobrepeso y cierto carácter avinagrado. «La vieja Europa está vieja», dicen. ¿Coincide esa apreciación con la realidad? Por primera vez, los europeos pueden celebrar medio siglo de paz, prosperidad y avances sociales impensables en la década de los cincuenta. Y si se les ocurre mirarse en el espejo de sus competidores, la comparación no les deja en mal lugar: China es un gigante que camina sobre el lodo del autoritarismo y la ignorancia de los derechos humanos; Estados Unidos lleva décadas tratando sin éxito de dar la talla en su papel de líder planetario; y Brasil e India aún se preguntan por qué el crecimiento económico es tan odiosamente compatible con la miseria más absoluta. Europa enfrenta hoy una grave crisis de identidad. Es cierto. Pero si se echa un vistazo a su historia, se advierte que han sido precisamente momentos duros como éste los que la han permitido avanzar. Conviene no olvidarlo, porque quizá Europa no es esa dama achacosa que dibujan algunos, sino una esperanzada adolescente. Con problemas, sí, pero con toda una vida por delante. Los inicios. Un papel en blanco para reescribir la historia Cuando Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos alumbraron en 1957 el germen de la Europa unida, sus líderes estamparon su firma sobre un papel en blanco. La anécdota es cierta, aunque no está claro si fue porque las copias de los Tratados de Roma no llegaron a tiempo o por el exceso de celo de los servicios de limpieza, encargados de adecentar la sala de los Horacios y Curiaceos del Palacio del Campidoglio. La metáfora es buena: tras dos guerras fratricidas, Europa se reinventa con un libro en blanco para reescribir su historia. La una unión aduanera, el mercado único del carbón y del acero -los motores de la economía de entonces- y las políticas comunes en agricultura y energía atómica son los primeros párrafos. La primera ampliación. El nacimiento de las instituciones comunitarias Firmado en 1965 en Bruselas, el Tratado de Fusión de las Comunidades Europeas creó para ellas órganos de gestión comunes: la Comisión Europea y el Consejo Europeo, instituciones básicas junto al Parlamento. En los setenta se produce la primera ampliación, a Dinamarca, Irlanda y Reino Unido, tres países que, curiosamente, se cuentan hoy en día entre los más euroescépticos. En 1979 se celebran las primeras elecciones a la Eurocámara por sufragio universal directo. La era de la solidaridad. España, Grecia y Portugal se incorporan a la CE En los ochenta, la Comunidad emprende su ampliación más arriesgada con la entrada de tres socios con medias de riqueza muy inferiores a la media. España se incorpora en 1986 junto a Portugal. En 1981 lo había hecho Grecia. Es la era de la solidaridad: los nuevos socios se beneficiarán de una riada de ayudas a cambio de dar a los antiguos acceso libre a sus mercados. En 1986, la renta gallega era el 57,2% de la media. Hoy supera el 80%. La Europa Unida. De la caída del muro al Acuerdo de Schengen La caída del muro de Berlín y la reunificación alemana, en 1990, obligan a rediseñar los planes de la estrategia de cohesión, pero relanzan también la idea de una unión política a nivel europeo. Dos años después, la Comunidad pasa a denominarse Unión Europea, y los tratados de Maastricht y Amsterdam amplían esos deseos. En 1995 entran Finlandia, Suecia y Austria. En 1997, y gracias al Acuerdo de Schengen, los europeos de nueve países, entre ellos España, empiezan a viajar sin pasaporte por esos estados. La Unión de los 27. El éxito del euro y la crisis del Tratado Constitucional Ni los ideólogos de la Europa unida soñaron que, menos de 50 años después de reunirse en Roma, los europeos de trece países iban a llevar en el bolsillo la misma moneda. El euro entró en vigor en el 2002, poco antes de que la entrada de diez nuevos socios ?ocho del Este además de Chipre y Malta? cerrara definitivamente las heridas de la Segunda Guerra Mundial. La UE parece marchar sobre ruedas, y se atreve con otro paso de gigante: una ambiciosa Constitución que recorta capacidad de decisión a cada país para entregársela al conjunto. Pero Francia y los Países Bajos convierten lo que iba a ser un éxito en otro obstáculo en el camino. Este fin de semana, Europa se reúne en Berlín para celebrar su aniversario y buscar soluciones a su futuro. ¿Alguien se atreve a apostar a que no lo conseguirá?