La fiscal cerró el juicio reconociendo que hay pocos vestigios del asesinato

X. Carreira

LEMOS

12 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Tras dos días y medio en los que llegaron a prestar declaración más de cuarenta personas entre peritos y testigos, pasadas las dos de la tarde de ayer concluyó en la Audiencia Provincial de Lugo el juicio por el crimen de O Valadouro. Anoche el jurado llevaba más de cuatro horas reunido para emitir el veredicto.

La fiscal del caso reconoció de entrada que «hay pocos vestigios» de lo que ella considera que fue un asesinato, «pero eso no quiere decir que no haya pruebas». Recordó que se trató de un hecho «muy bien pensado desde el principio».

«Se planificó y se buscó que la víctima no tuviera defensa. Fue citado (el 27 de diciembre de 2006) en un paraje solitario para recoger una hormigonera en un lugar donde nadie lo pudiera socorrer. Fue engañada y la atacaron por sorpresa», explicó. Para la acusadora pública no hay dudas de que en los hechos participaron los dos imputados porque, dada la corpulencia del fallecido, «no lo podía reducir una persona sola». «Fue golpeado en el Pazo de Allegue y, posteriormente, recorrieron con él 12 kilómetros hastaincendiar el coche.

Le prendieron fuego al vehículo en torno a las nueve de la noche del ya citado día y, a las doce y media de la madrugada, cuando llegó la Guardia Civil, todavía seguía ardiendo. Dijo esto la fiscal para remarcar la virulencia del fuego y recordar que fue rociado tanto el coche como el cuerpo de la víctima con algún producto inflamable.

La fiscal le dio la razón a Francisco José Ramos que sostuvo que, si no fuera por él, nunca se llegaría a esclarecer el suceso, si bien recordó que O Chatarrero no está eximido de culpabilidad porque acompañó en todo momento a Collado, recibió sus ropas y luego las tiró. «Tuvo en su mano la prueba del crimen y pudo ir a la Guardia Civil para enmendar las cosas y no lo hizo», expresó. Tras recordar que no era lógico que los tres protagonistas del suceso se fuesen a ver las ruinas del Pazo de Allegue de noche, destacó que no era creíble la versión que dio el Chatarrero que dijo que la víctima, después de ser agredida, le ordenó que se marchara. «Lo persiguió (Francisco José Ramos) para que José Antonio Collado lo pudiera coger», recordó la acusadora pública.

En cuanto a Collado dijo que las series de televisión «nos acostumbran a que queden pruebas para que luego la policía se luzca, «pero en este caso no quedó nada». «Eso no quiere decir -añadió- que no haya pruebas directas e indiciarias contra él. Lo tenía todo muy bien pensado, pero le falló el acompañante».

Recordó que el hostelero burelés le debía a la víctima 15.000 euros y que el imputado se encontraba agobiado por las deudas. El resto de su intervención lo dedicó a poner en evidencia a algunos testigos o acusaciones como la de la esposa de Collado que dijo que los guardias le prometieron un sueldo. «La policía judicial no ofrece sueldos como los de Nescafé», añadió.