Cien túneles obstaculizan el plan de Blanco

GALICIA

La electrificación de la actual línea entre Ourense y Pedralba mientras se acaba el AVE debe solucionar la escasa altura de los subterráneos para alojar una catenaria. El ahorro final se aproximará a las tres horas

28 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La idea de electrificar la línea convencional entre Ourense y Pedralba de la Pradería (Zamora) para ganar tiempo en el viaje a Madrid mientras no se acaba la línea de alta velocidad es un proyecto que varios expertos en ferrocarriles, entre ellos Luis Baamonde, detallaron en estas páginas en los últimos meses. El ministro de Fomento, José Blanco, parece que ha recogido el guante de esta propuesta paliativa, en el sentido de que trata de amortiguar el retraso anunciado del AVE a Galicia con una solución técnica para la brecha de más de 130 kilómetros que separará en el 2012 la red gallega de alta velocidad de la estatal. Fuentes de Fomento admitieron ayer que la idea anunciada por Blanco está todavía en sus preliminares: se está estudiando «cómo puede hacerse para que funcione bien y con qué objetivo». Reconocen que existen problemas técnicos, pero consideran que ninguno de ellos sería insuperable.

La principal complicación es el gálibo de los 95 túneles que hay en la línea convencional entre Ourense y Puebla de Sanabria. Estos subterráneos fueron en su origen construidos sin revestimientos, pero las filtraciones de agua en una zona de alta montaña, así como los habituales desprendimientos, aconsejaron en los sesenta construir una armadura de hormigón que redujo la altura de los túneles. El gálibo actual en la mayoría de los subterráneos, que en un principio se diseñaron para doble vía y eventual electrificación, complican la instalación de la catenaria y exige una reforma en todos ellos.

Así, una obra de electrificación puede terminarse en un año en una zona sin complicaciones, pero en este caso podría demorarse debido a los importantes retoques a realizar en los túneles. Baamonde, que propuso en su momento esta alternativa, considera que la obra a realizar no supondría excesivos problemas, aunque admite que «habría que rebajar la plataforma y habilitar una vía paralela en los tubos», para no interrumpir el tráfico ferroviario. Hay que recordar que el objetivo prioritario de Fomento cuando replanteó el AVE Lubián-Ourense fue que las obras no interfirieran con el talgo de Madrid.

Otro problema que habría que solucionar sería la alimentación eléctrica de la vía, pues hace apenas unas semanas el Gobierno aprobó la línea de alta tensión Trives-Aparecida, proyectada para dar servicio a la futura línea de alta velocidad.

Además, los trenes Alvia a los que se refirió Blanco «difícilmente podrán pasar de los 150 kilómetros por hora entre Ourense y Pedralba, porque el trazado es el que es y el radio de las curvas es el que es», asegura el ingeniero Xosé Carlos Fernández. El ministro hace un cálculo optimista del ahorro en tiempo que supondrá el apaño: unas cuatro horas. Sin embargo, el viaje entre A Coruña y Madrid quedaría en torno a las 4 horas y 38 minutos, sin contar las paradas y el paso por los intercambiadores de ancho que habría que instalar en Pedralba y Ourense. El trayecto se situaría en cinco horas, siempre y cuando se termine la línea de alta velocidad Madrid-Pedralba entre el 2012 y el 2013. Un tiempo competitivo, pero todavía alejado de los parámetros de alta velocidad que ya disfrutan otras comunidades.