La falta de apoyo de las Administraciones frena la generalización del sistema de seguridad
30 oct 2011 . Actualizado a las 20:43 h.Por un error administrativo, Galicia se quedó sin la única patente que tenía: un innovador sistema para identificar larvas autóctonas de mejillón. Por silencio administrativo, el cultivo de percebe en bateas se está experimentando en Portugal y no en aguas gallegas. Y por falta de un apoyo administrativo decidido, ahora corre el riesgo de que el denominado airbag para barcos deje de llevar definitivamente cuño gallego. Kafloat, el invento que el capitán de fragata coruñés Vicente López-Perea ha patentado en 24 países, no acaba de enfilar la senda de la industrialización porque la actual coyuntura económica disuade a los armadores de invertir en una medida de seguridad para la que el respaldo público es muy limitado.
Los incentivos para implantar el sistema autónomo de salvamento que permite evitar, o al menos retrasar en 24 horas, el hundimiento de embarcaciones en caso de vía de agua, inundación o vuelco apenas cubren el 40 % de la inversión necesaria en el caso de las embarcaciones de más de doce metros de eslora, precisamente el segmento de flota -hasta los 30 metros- más apropiado para beneficiarse de la protección de este ingenio. Un mecanismo que contribuye a salvar vidas, lo más importante, pero que también evita la pérdida del barco y de la mercancía por hundimiento, y que es susceptible de ahorrar dinero a la Administración por búsquedas y rescates de náufragos.
Los profesionales están convencidos de que el airbag para barcos es un sistema «fantástico», dice Vicente López-Perea que le comentan estos. Entonces, ¿por qué no salen en tropel a conseguirlo? «No se instala en los barcos porque, en una época de crisis económica como esta, los armadores no disponen de dinero para aportar el 60 o el 40 % que en el mejor de los casos tienen que satisfacer», se lamenta el presidente de Kafloat S.?A., que considera insuficiente el apoyo que presta la Administración. Por eso reclama que se busquen fórmulas para hacer llegar a los armadores financiación para poder beneficiarse de esta tecnología.
Fuerte inversión
El interés de López-Perea por ver generalizado su sistema autónomo de salvamento no reside solo en que ya lleva invertidos cinco millones de euros en el desarrollo del I+D+i. Es que el tiempo, además, corre en contra de Galicia. La patente que hace gallego este ingenio vence en el 2019. El desarrollo del mismo ocupó ocho años y se llevan otros dos con la implantación en los barcos, un proceso al que la crisis ha puesto un largo cuello de botella. «Si expira, se acaba la exclusividad y cualquier país puede fabricarlo y beneficiarse de la industria que la generalización del Kafloat puede dinamizar», apunta el inventor. Porque esa es otra, instalar el airbag en los barcos significa trabajo para los astilleros gallegos justo en un momento en que la cartera de pedidos flojea y a muchos solo los separa del concurso de acreedores una línea muy fina. «Y ya no es solo eso; también se puede crear una industria auxiliar para fabricar los elementos que se precisan y que ahora suministran desde otros países», explica López-Perea.
Pero ¿cuánto cuesta instalar el airbag en el barco? «Para una embarcación entre 12 y 30 metros de eslora, la inversión puede rondar los 30.000 euros; si es de entre doce y quince, unos 18.000 o 20.000», cifra el inventor. Un presupuesto que incluye la instalación y los estudios de estabilidad y para determinar cuántos flotadores precisa y en qué lugar es necesario colocarlos. Sensores y automatismos son extras en un sistema que a estas alturas ya debería venir de serie en las embarcaciones.