Galicia vuelve de Bruselas con 1.300 toneladas más de lirio

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Mar cifra en 40 millones las pérdidas por el recorte del 93% del tope

30 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El problema de la bacaladilla -el de que la flota se viese de la noche a la mañana sin el 93% de sus posibilidades de captura en el Cantábrico- llevó ayer a Bruselas a la conselleira de Mar, Rosa Quintana; la secretaria general del Mar, Alicia Villauriz, y a representantes del sector para, todos de la mano, exponer a la presidenta de la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo, Carmen Fraga, y a la directora general de Asuntos Marítimos, Lowri Evans, el desastre que supone para una flota como el arrastre gallego pasar de un año para otro de poder capturar 24.000 toneladas a tan solo 800.

Por lo de pronto, regresaron con 1.300 toneladas más de bacaladilla, puesto que la Comisión permitirá a la flota española -básicamente gallega- extraer en el caladero del Cantábrico la cuota que tenía asignada en otras zonas dentro de aguas comunitarias.

No es una cantidad suficiente como para poner fin a los desvelos de los arrastreros, pero al menos dará para mantener abierta la pesquería «un par de meses máis», sostuvo ayer Torcuato Teixeira, secretario de la organización de productores Pescagalicia-Obarco. Y lo más importante, es un primer paso para lograr esa gestión diferenciada del stock de lirio.

Esa es la principal baza que juegan tanto el Gobierno central como la Administración autonómica: conseguir que Bruselas diferencie las poblaciones del norte de las del sur para que las drásticas medidas de conservación de las que, a juicio de España, son responsables las flotas nórdicas, no tengan reflejo en el lirio del Cantábrico Noroeste, que, sostiene Galicia, no está tan perjudicado como el que se captura por Islandia, Noruega e islas Feroe.

Diferencias

Llevaban buenas cartas. Madrid aportó la palabra de que se está realizando un estudio «riguroso, sólido, detallado y contrastado» que demuestre esa diferenciación. Galicia llevó dos informes, uno biológico y otro socioeconómico, para argumentar que no es lo mismo la pesquería de la bacaladilla que hacen los países nórdicos, industrial, masiva y dirigida a la fabricación de harinas de pescado, que la que se hace en el sur, con barcos más comedidos, menos voluminosa y dedicada íntegramente al consumo humano. Por tanto, una explotación diferente, requiere también una gestión diferente.

Fuerte impacto económico

Y si el argumento biológico es de peso, más lo es el socioeconómico, que pone números al impacto que tiene sobre la flota el recorte del 93% en el tope de bacaladilla: 12 millones de euros. Pero esas son las pérdidas directas, las que sufren los barcos y las casas armadoras. Y es que, según el estudio que llevó en mano Rosa Quintana a Bruselas, el impacto económico asciende a 40 millones si se tiene en cuenta el resto de la cadena de producción.

Ayudas (8 millones de Medio Marino para este año) y 1.300 toneladas más son las medidas a corto plazo. La diferenciación del stock se observa a medio plazo. Y para largo, la estrategia es conseguir una reforma profunda de la política pesquera común (PPC) que derogue el principio de estabilidad relativa -la clave de reparto de cuotas- que reconozca la dependencia de Galicia de la pesca, como defiende Mar.