Las inmobiliarias se aferran a las refinanciaciones para sobrevivir sin ventas
17 ene 2011 . Actualizado a las 07:00 h.«La situación ha cambiado porque la crisis no ha remitido como se esperaba, y aunque hay síntomas de una una leve mejoría, los mercados inmobiliarios han seguido retraídos más allá de lo esperado. Pero, si nos dejan, la empresa será viable». El diagnóstico de Fernando Martín ante la última junta de accionistas de Martinsa-Fadesa vale para el conjunto de las grandes inmobiliarias.
El cuarto ejercicio de la crisis empieza para el sector con incertidumbres muy diferentes según las dimensiones de las empresas. Aunque hay una certeza común para todos: el negocio de la promoción continuará en el 2011 su cuesta abajo. Pero mientras las grandes intentan mantenerse al pairo de la banca, las medianas y pequeñas tratan de salirse de la cola hacia la liquidación del 60% del sector que avanzan algunos estudios.
Los negocios entre banca y promotores, que hasta el 2007 inflaron la burbuja, han dado lugar a una situación paradójica: la deuda es hoy el cemento que une los ladrillos. En plena parálisis de la actividad del sector, las grandes inmobiliarias están en brazos de la banca, que no puede dejarlas caer. Cuanta más deuda, mejores condiciones financieras.
«Las refinanciaciones de hace un par de años se plantearon en muchos casos según una previsión de recuperación del mercado inmobiliario en el 2011, en la que ya entonces pocos parecían creer. Las compañías que hayan concentrado sus esperanzas en la recuperación del mercado inmobiliario español tienen pocas posibilidades. Aquellas que hayan diversificado más su negocio, tanto sectorial como geográficamente, tienen más posibilidades», explica Belén Gill, profesora de Economía Financiera de la Universidad Jaime I.
Las refinanciaciones no garantizan la supervivencia de las compañías, pero sin salida para el stock de vivienda y suelo acumulados, no hay otra tabla.
Tras las pruebas de estrés del verano pasado, un informe de Credit Suisse puso en duda los resultados al advertir que algunas entidades financieras no habían trasladado a sus balances la depreciación real de sus activos inmobiliarios. En otoño, el gobernador del Banco de España apremiaba a bancos y cajas a «transmitir información detallada sobre su inversión potencialmente problemática en el sector».
Hace apenas una semana, el presidente del Gobierno avanzó que las entidades darían información pormenorizada sobre sus créditos inmobiliarios. The Economist lanzaba otra alerta advirtiendo que el sistema financiero español está «sitiado» por su exposición al ladrillo.
Banesto adelantó el jueves que su tasa de morosidad en activos relacionados con el ladrillo está en el 16%, pero la tasa se dispara en los créditos a promotores: un 24%, diez puntos más que hace un año.
El viernes seis entidades financieras que controlan Metrovacesa anunciaron que han reducido en un 40% el valor al que tienen contabilizadas sus participaciones en la inmobiliaria. Es la cuarta vez desde el 2009, y todavía los balances no reflejan el valor real de la empresa en el mercado.
El Banco de España cifra en 180.800 millones la exposición «potencialmente problemática» de la banca. La presión del regulador ha conseguido elevar las provisiones hasta un 26,6%.
Las grandes inmobiliarias (las ocho cotizadas más Martinsa-Fadesa) han hecho sus esfuerzos. En los tres primeros trimestres del 2010 redujeron su endeudamiento un 13,7%.
Las cotizadas sufren en bolsa y empiezan el año con una capitalización conjunta de 5.102 millones de euros, 4 veces menos que su deuda en el tercer trimestre del año anterior (21.921 millones).
Su situación ha mejorado relativamente respecto a junio del 2009, cuando la relación deuda-capitalización de las grandes era de seis a uno.