Unos seis millones de hogares españoles carecen todavía de tarjetas de pago
28 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Cuando Ana A. Castro va a comprar ropa, su cartera cambia de talla. Antes de iniciar el largo periplo de tienda en tienda, va a la sucursal bancaria en la que tiene domiciliada la nómina y retira el dinero que, según sus cálculos, podría gastar durante la jornada. Porque esta joven de 36 años forma uno de los poco más de seis millones de hogares españoles que, tal y como muestran los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), todavía no se han dejado seducir por la llamada de las tarjetas de crédito o débito que, poco a poco, han ido colonizando las carteras. Por eso, cuando va de compras, bien sea para hacerse con una barra de pan o con un abrigo, paga todo al contado. Y aunque en principio pudiera parecer una rara avis, los datos confirman que no lo es tanto.
La razón de esa objeción al dinero de plástico la esgrime con energía. «Como tenga tarjeta me echo a la perdición», apunta. Porque el hecho de no guardar una en la cartera le ayuda a controlar el gasto. «Cuando voy a buscar algo, quito antes el dinero del banco y luego voy a la tienda. En caso de tener tarjeta abriría la mano y cada vez que algo me atrajese lo acabaría adquiriendo», explica.
El hecho de no tener acceso a tarjetas le ha ayudado también a calcular perfectamente el líquido que precisa exactamente para blindarse contra el nulo poder de maniobra que se tiene, por ejemplo, un día festivo en el que la cartera se queda a cero. El único riesgo al que se enfrenta es que un día en el que vaya de viaje se produzca un error de cálculo y no pueda retirar ningún dinero porque no encuentra una ventanilla de su entidad.
El otro extremo
En el extremo opuesto a esta joven están también los que pagan con tarjeta hasta una barra de pan. La práctica está permitida en grandes supermercados, pero en muchos locales todavía es obligatorio pagar en metálico cuando el consumo es inferior a una cierta cantidad. Aunque el futuro avanza hacia ese otro extremo, como ocurre ya en otros Estados como el Reino Unido.
Con todo, a falta de cifras específicas de Galicia, los datos del Banco de España muestran como España es el país europeo con mayor número de cajeros, al llegar a los 61.374 el año pasado. Pero las operaciones de retirada de efectivo se redujeron ese mismo año un 2,96% en relación al 2008. Fueron 988.827.000 por un importe que ascendió a 113.196 millones de euros, un 2,88% menos que el año anterior. Pero también fueron muchos los que llamaron al banco para causar baja. Y es que el número de tarjetas de crédito y débito bajó un 2,8% en el 2009 con relación al ejercicio anterior.
Es lo que le ha ocurrido a Rosa Lojo, una vecina de Boiro que hace tiempo que dio de baja sus tarjetas porque no las utilizaba. Tampoco las echa de menos. «É unha necesidade creada, xa que é algo que non fai falla», apunta. En su caso, es más sencillo tener algo de dinero líquido todos los días, porque al tener un negocio de cara al público acostumbra a disponer habitualmente de dinero cuando los clientes le pagan en efectivo.