Los productores de pesca fresca han entregado grandes remesas de gallo y rape para los desfavorecidos
07 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Las redes también pueden ser solidarias. El valor de la pesca que han donado los armadores de Vigo a los comedores sociales asciende a unos 60.000 euros en primera venta, según estimaciones del gerente adjunto de la organización, José Antonio Suárez-Llanos.
Los armadores del puerto de Vigo han repartido este año más de 20 toneladas de pescado fresco, que han distribuido gratuitamente entre los comedores sociales de la ciudad.
El sector de pesca fresca está constituido por 52 armadores que decidieron autorregular las tallas de estas dos especies. Gracias a este acuerdo, los gallos que no alcanzan los 25 centímetros de longitud son entregados a los comedores. Lo mismo sucede con los rapes que no sobrepasan los 32 centímetros de largo.
La iniciativa partió de la organización de productores de pesca fresca del puerto de Vigo, OPPF-4, que puso en marcha la campaña el pasado 18 de febrero. Desde entonces, han donado 14.006 kilos de gallo y 6.123 de rape que se han emplatado en 80.000 raciones de excelente pescado fresco procedente del caladero de Gran Sol, según explica el gerente adjunto de la organización pesquera y de la Cooperativa de Armadores viguesa, José Antonio Suárez-Llanos.
Los beneficiarios han sido los comedores de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, la Misión del Silencio, el Comedor de la Esperanza, la Sal de la Tierra, la residencia Santa Marta, Vida Digna y Proxecto Home.
Los armadores han mostrado su voluntad de seguir donando pescado. «Mantendremos esta autorregulación de tallas hasta mayo y separaremos en la lonja los ejemplares que vamos a comercializar porque no dan la talla pactada entre los armadores y los que vamos a entregar a los comedores sociales en un momento en que hace más falta que nunca», señala José Antonio Suárez-Llanos.
Colaboración paulatina
La colaboración solidaria fue aprobada en su día en una asamblea de los armadores vigueses. En ella se votó que esos ejemplares, que son un poco más pequeños, o bien fuesen transformados en harina o bien se entregasen a comedores sociales. Se aprobó esta segunda opción.
La colaboración se comenzó paulatinamente. Primero empezaron con dos comedores, luego con tres, y así se fueron extendiendo las entregas de pescado a todos ellos, que atienden en conjunto a más de un millar de personas de media cada día.
La crisis se nota en el aumento de bocas hambrientas y en que, ante la falta de alternativas laborales que se está observando en otros sectores, se ha incrementado el número de peticionarios para enrolarse en sus embarcaciones.
Las expectativas para los propios armadores de cara a las Navidades no son excesivamente halagüeñas, ya que la crisis va a hacer que los precios en primera venta no sean demasiado elevados. «Todavía no hemos logrado acortar la cadena de distribución», señala José Antonio Suárez-Llanos.
Presencia en la dieta
Antes de la implicación del conjunto del sector pesquero en la iniciativa, muchos comedores ya disfrutaban de buen pescado en su dieta gracias a la aportación individual de armadores de la ciudad.
Muchas de las grandes compañías del sector han ayudado a los comedores de forma discreta durante años, según confirman en estas instituciones. Ahora ese espíritu solidario se ha extendido al colectivo completo y va a permitir en las próximas fiestas que muchas personas que se encuentran sin trabajo y sin techo tengan por lo menos un buen plato de pescado caliente.