Miguel Picardo: «Con este concurso, Galicia está volviendo a subir al carro eólico»

Gabriel Lemos REDACCIÓN/LA VOZ.

ECONOMÍA

El director general de Vestas Iberia pide a la Xunta «un mensaje» para atraer el empleo que se destruye en Europa

16 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Miguel Picardo (Madrid, 1965) dirige la división de la multinacional danesa Vestas para la península Ibérica que se presenta al concurso eólico asociada a 40 promotores. -¿Qué papel tiene Galicia para el grupo? -Para Vestas, Galicia es un hub, una región que, por su fortaleza, puede cubrir tanto su demanda como servir de plataforma de exportación. Es la única comunidad donde tenemos oficinas, centros de operación y logísticos, fábricas y centros de exportación, que nos ha permitido servir a mercados americanos y del resto de Europa. Esta infraestructura es la que nos ha permitido estar a las duras y a las maduras. Y se creó porque Galicia apostó por el eólico y lideró el desarrollo del sector en España. Luego sufrió un parón importante y ahora con este concurso está volviéndose a subir al carro. Nosotros hemos estado en la época del desarrollo, pero también en la del parón, hemos pasado muchos años en los que nuestra fábrica de Viveiro solo se dedicaba a exportar y eso solo lo puedes mantener un número determinado de años. -Ahora acuden al concurso pero no como promotores. -Ese es un matiz importante. Solo vamos como tecnólogo [fabricante de molinos], por eso, cuando decimos que nuestro plan industrial es para 1.200 megavatios, no es que nos los den a nosotros, sino que vamos con cerca de 40 promotores. Nuestra vocación es el desarrollo de la tecnología eólica. -Y a cambio, ¿qué ofrecen? -Invertir 90 millones de euros y crear mil empleos directos y mil indirectos, en un plan que se divide en varios frentes. Está la expansión de la planta de aerogeneradores de Viveiro, implantar una fábrica de bujes, desarrollar una plataforma de exportación en Marín y un parque experimental alrededor del cual se haría toda la inversión en I+D. -¿Dónde se ubicarían estas nuevas instalaciones? -Estamos en contacto con los gobiernos locales y la Xunta para que nos presenten zonas donde puedan tener más interés de desarrollo local, está por definir. -Además están dispuestos a traer parte del empleo que se pierda por el desmantelamiento de fábricas en el norte de Europa, ¿cómo se concretaría? -Eso es independiente. El plan industrial se presentó antes del verano y esta oportunidad ha surgido después de que en octubre Vestas decidiese cerrar cinco fábricas en Europa. Lo que estamos intentando es atraer parte de esta fabricación a Galicia. Ahora, la decisión está en proceso de evaluación dentro del grupo, pero para que se pueda llegar a tomar esta decisión dentro del grupo necesitamos también mensajes desde Galicia de que se apuesta por Vestas para que traiga ese empleo. -Sorprende que cuando otros tecnólogos se plantean cerrar plantas en España por falta de demanda, Vestas quiera ampliarlas, ¿cree que el mercado justifica ese aumento? -Pues eso dependerá de lo que Galicia nos adjudique. El concurso maneja 2.325 megavatios, que es un número muy importante. Yo sé que entre todos los que pedimos, la solicitud de megavatios excede la suma del concurso, pero ahí es donde hay que hacer valer la historia, lo que apostaron y lo siguen haciendo por la comunidad. Además, si nos basamos en las previsiones de demanda del Paner [Plan de Acción en Renovables], España terminará siendo un mercado de entre 1.300 y 1.500 megavatios al año. Eso puede justificar mantener las fábricas en España. Lo que no podemos seguir aguantando es que, con la incertidumbre regulatoria que está afectando al sector en España, esos planes se estén retrasando. Ahora mismo llevamos dos años enteros de parón y es urgente que el ministerio publique el real decreto [de primas] y la máquina del sector eólico vuelva a ponerse en marcha. -¿Dónde hay que buscar el futuro del sector? -En la innovación y la eficiencia. El desarrollo que ha tenido este sector no tiene precedentes. Yo vengo del petróleo, y ahí la escala de diez años no es nada, mientras en el eólico hace diez años teníamos que poner 112 turbinas para producir lo que hoy genera solo una. Eso solo ha sido posible gracias al desarrollo tecnológico. La semana pasada hubo momentos en que más de la mitad de la demanda energética se cubrió con el viento. Eso que era impensable hace años ya es una realidad.