La cartera de pedidos del naval gallego vale 2.000 millones, la mitad que hace dos años

M. Sío Dopeso / B. Couce / Nieves D. Amil / L.?C. Saavedra VIGO/FERROL/PONTEVEDRA/LA VOZ.

ECONOMÍA

Los armadores han renunciado a contratar buques por la fuerte caída de los tráficos y la falta de financiación

02 nov 2010 . Actualizado a las 10:10 h.

La crisis generalizada derivada de la tormenta financiera de los dos últimos años, está haciendo zozobrar uno de los puntales de la economía gallega. La brutal caída de tráficos y las dificultades que tienen los armadores para lograr financiación, se han combinado para producir una grieta en la línea de flotación del naval privado gallego, cuya cartera de pedidos está valorada en este momento (según se desprende de los datos de Gerencia del Sector Naval y de las propias empresas) en unos 2.000 millones de euros. De estos, unos 1.700 millones corresponderían a los encargos que se están haciendo en la ría de Vigo, y el resto a otros pequeños y miniastilleros privados de Marín, Bueu o Moaña. Hace solo dos años, en el final del cuatrienio mágico 2005-2008, el valor de estos contratos era el doble: 4.000 millones.

La cartera de pedidos de buques de acero de los astilleros gallegos está formada en este momento por menos de 30 unidades. Hace dos años, los libros de pedidos estaban a rebosar y los armadores hacían cola en los despachos para contratar nuevos barcos. Pero el bum ha quedado atrás y ahora se contrata un número de buques que apenas repone las necesidades de estas empresas para mantenerse a flote a duras penas. ¿Y qué tipo de buques se contratan? Lo cierto es que la mayoría son naves muy sofisticadas y caras, con presupuestos multimillonarios de hasta 120 millones de euros, como algunos ferris o unidades de apoyo a plataformas petrolíferas. Pero también hay pedidos menores, básicamente remolcadores o pesqueros de pequeño tonelaje.

En esta línea, según datos del Ministerio de Industria, los cuatro nuevos encargos que han entrado en los astilleros gallegos en lo que va de año son, precisamente, buques de servicio, como remolcadores y de ayuda a la industria petrolera, además de un oceanográfico de última generación contratado por el Gobierno británico. Las referencias tecnológicas del naval gallego son sobradamente conocidas en toda la UE, una situación que se ve empañada por los diferentes disturbios protagonizados en ocasiones los trabajadores del sector. Según el presidente del clúster del naval gallego, José Domínguez, no puede negarse la crisis, pero la fortaleza del sector está en que se ha posicionado, precisamente, en el nicho de mercado con más proyección para los próximos años: la construcción de buques auxiliares a las mayores petroleras del mundo. «Las empresas petroleras -explica- están buscando nuevos yacimientos bajo el mar, y cada vez a mayor profundidad; para nosotros es perfecto, porque contratarán barcos para explorar y auxiliar a las plataformas en alta mar; hay quien dice -añade Domínguez- que los astilleros hemos asumido demasiados riesgos porque hemos puesto todos los huevos en la misma cesta, pero claro, qué cesta; nada menos que en la de las industrias petrolíferas».

Con todo, se espera que el temporal amaine. La mayoría de los astilleros prevén entregar en los próximos meses los últimos barcos firmados en el histórico cuatrienio 2005-2008, salpicado en muchos casos de multicontratos con armadores de toda Europa, que encargaban con alegría buques por parejas al albur de la seriedad y tecnificación que demostraba el naval. Así, el sector auxiliar, que realiza en torno al 80% de las unidades, ya ha dado la voz de alarma, diciendo que es preciso cerrar contratos antes de finalizar el año. Según sus datos, los astilleros de Pontevedra cuentan con entregar 10 buques en el 2011 y dos en el 2012.