El Ejecutivo de Papandreu confía en que la UE apruebe esta semana un plan de ayudas para el Estado
23 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Grecia cargó ayer con dureza contra los bancos y las grandes compañías exportadoras alemanas, a los que acusó de estar sacando provecho de la grave crisis por la que atraviesa el país heleno. «La gente en Alemania está haciendo dinero especulando contra los bonos de su socio y amigo, y se está permitiendo a las instituciones monetarias y crediticias participar en este juego miserable», aseguró el viceprimer ministro Theodoros Pangalos durante una conferencia en Atenas.
Sus declaraciones se producen en un momento en que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, intenta convencer a la canciller alemana, Angela Merkel, para que supere sus reticencias y respalde un plan de rescate para Grecia. Esta idea no goza precisamente de una gran popularidad en Alemania, cuya población considera que con esta medida se estaría empleando dinero alemán para recompensar la falta de rigor fiscal griego. Pangalos, que el mes pasado saltó a los titulares de los medios de comunicación tras acusar a Alemania de haber robado oro griego durante la Segunda Guerra Mundial y de haber arruinado con ello al país heleno, advirtió que si no se toma rápido una decisión, el euro ya no tendrá sentido. «Si la moneda única falla, se producirá una vuelta atrás de varias décadas en términos de integración europea», sentenció.
En cualquier caso, el Gobierno heleno parece dar por sentado que la UE acudirá en su ayuda. «Sería inaudito que Europa no nos apoyara políticamente», aseguró ayer en Atenas el portavoz del Ejecutivo, Yorgos Petalotis, quien añadió que Grecia «se ganó» la entrada en la eurozona y que Atenas no espera apoyo «de fuera de la UE».
Por su parte, el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, calificó de «escenario de imaginación» la salida de Grecia de la eurozona y lanzó un reto al asegurar: «Nosotros conseguiremos salir adelante [...] Pero sería útil que se note que la UE tiene un arma poderosa sobre la mesa que es capaz de desalentar a los especuladores», en referencia a la cumbre del próximo jueves.