Ex directivo de Central Lechera Asturiana, este ejecutivo aboga por impulsar los contratos para dar estabilidad al ganadero y por articular una mesa interprofesional
19 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Para comprender bien las razones que explican el declive del campo gallego resulta muy útil charlar con José Luis Antuña, que lleva el timón de Feiraco, cooperativa que acaba de recibir el premio europeo a la innovación por lanzar Unicla, una leche cardiosaludable.
-¿Dónde sitúa usted el origen de esta crisis?
-Entre el verano y el otoño del año 2007. El crecimiento de la demanda internacional y los movimientos especulativos propiciaron que en el campo gallego se pagase la leche en origen a precios desorbitados, entre 0,47 y 0,48 euros el litro. Eran valores completamente irreales. -¿Pero eso afectó a todos? -De forma desigual. Por eso sitúo ahí el comienzo. En España no hay operadores lácteos que hagan productos de gran valor añadido con la grasa y la proteína. La mayoría envasa leche líquida. En Francia solo entra en brik el 18% de la producción. Y en España más del 60%. Nosotros importamos un tercio de lo que consumimos. ¿Qué quiere decir esto? Que somos más vulnerables a lo que ocurre fuera: cuando hay déficit internacional, como ocurrió en el 2007, los precios en origen en Galicia se disparan. Y cuando sobra leche se desploman más que en ningún sitio. Lo que sucedió hace dos años tuvo otros efectos perversos. -¿Cómo cuáles? -En el verano-otoño del 2007, como consecuencia de los altos precios pagados al ganadero, los cartones de leche al consumidor pasaron de 80 céntimos a superar el euro. Eso hizo que mucha gente se cambiase a las marcas de la propia distribución, las que llamamos blancas, y fuesen abandonando progresivamente las marcas de fabricante. -Los eslabones de la cadena, productores, industrias y distribuidores, van por libre, a diferencia de lo que sucede en Francia... -Ese es, para mí, el gran problema de fondo. El sector está completamente desestructurado: nunca ha habido una interprofesional que funcione de manera estable. En esta crisis, el consumo de leche no tenía nada que ver con lo que se estaba importando. Se ha traído leche de fuera para bajar los precios interiores. Y me refiero tanto a las industrias, con las cisternas, como a la propia distribución, con los cartones de marca blanca. Puedo decir, con absoluta certeza, que en Feiraco hemos sido los únicos que envasamos solo leche gallega. -¿Cómo valora usted el acuerdo del sector lácteo que, previsiblemente, se firma mañana en Madrid? -Muy positivamente. Es la primera vez que se sientan todos. Si al final hay acuerdo, la tractorada habrá tenido un efecto positivo. Primero, al productor no se le puede tratar como si fuera el siglo XIX. Debe saber, mediante contrato, a qué precio se le paga la leche. Y este puede fluctuar según una serie de variables, pero siempre en unos mínimos que no deben rebasarse, como en Francia. Nosotros somos quienes más contratos firmamos. -¿Y en cuanto a las cadenas? -El hecho de que la distribución también se reúna con voluntad de llegar a acuerdos resulta un paso histórico. La pregunta que yo hago es la siguiente: ¿por qué hemos tardado tanto en sentar a todos si sabíamos que todo era un problema de desestructuración del sector? ¿Es necesario que salgan 2.500 tractores a la calle para dar ese paso? -¿Por qué tiene tanto poder la distribución? -Porque está organizada. Seis grandes clientes compran a las industrias el 80% de la leche que se consume. Detrás, ofertando, hay 13 empresas transformadoras y 13.000 ganaderos. La demanda, la distribución, está estructurada. En cambio la oferta no. Eso es lo que debe romper la mesa interprofesional. -¿Cómo valora el papel que está jugando la Xunta en la crisis? -La Administración gallega tiene una capacidad limitada. En lo positivo, destacaría el adelanto de las ayudas europeas, algunas medidas financieras y el hecho de que haya demandado que la mesa interprofesional esté en Galicia, pero faltan otras ayudas directas autonómicas, que sí están en marcha en Asturias, Castilla y León y el País Vasco.