Agricultores y ganaderos tomaron ayer el relevo de los transportistas en las protestas por las calles de todo el país debido a la «asfixia» que están sufriendo a raíz del fuerte encarecimiento del combustible. A diferencia de la de estos últimos su estrategia no tuvo tintes violentos y estuvo marcada por un claro guiño hacia los consumidores. Unos 10.000 profesionales agrarios, según la policía; y más de 20.000, según Asaja, la organización convocante, desfilaron durante toda la mañana por la principal arteria de Madrid, bajo el lema «Por la supervivencia del campo».
En un ambiente festivo, recurrieron a globos, silbatos, tambores, cencerros e incluso algunos disfraces -unos simulaban un entierro y otros llevaban un carro con cebollas para «dar más ganas de llorar»- con el fin de llamar la atención de los transeúntes ante «el hundimiento del campo», entre otros factores, por la abultada diferencia entre los precios que ellos reciben en origen por sus productos y lo que abona el consumidor final, que según distintos estudios publicados a lo largo del último año alcanzaría de media el 400%.
Precisamente para atraer las simpatías de los ciudadanos madrileños, al término de su protesta, frente a las sedes de los Ministerios de Economía y Hacienda, por un lado, e Industria, Comercio y Turismo, de otro, entregaron más de 13.000 kilos de alimentos agrarios, entre leche, quesos y carne de Galicia, verdura de Almería, aceitunas de Sevilla y botellas de aceite de oliva procedentes de Jaén y de la citada capital hispalense. Asimismo, arrojaron varias cajas de tomates y cebollas junto a esos edificios públicos, al grito de «Si esto no se arregla, guerra» o «Zapatero, el campo es lo primero».
Crisis «galopante»·
Para el presidente de Asaja, Pedro Barato, la crisis que sufre el sector desde hace más de un año es «galopante» y ha obligado a cerrar cientos de explotaciones tanto agrícolas como ganaderas. A su juicio, el Gobierno «debe poner ya dinero encima de la mesa a través de beneficios fiscales para los trabajadores, pues cada vez que sube el carburante las Administraciones también recaudan más vía impuestos y, por tanto, deben tener margen para repartir».
Las reivindicaciones de este colectivo -al que el Parlamento Europeo quiere apoyar con nuevas ayudas para el sector del ovino y el caprino- incluyen otras medidas tributarias, como la eliminación del impuesto especial de hidrocarburos para ellos (mediante la creación de una tarjeta específica) y la aplicación de un tipo reducido del IVA (que habría de pasar del 16 al 7%). Otra de sus reclamaciones es el adelanto del gasoil profesional, que según lo acordado entre el Ejecutivo y las organizaciones agrarias a finales del 2005 debería entrar en vigor en enero del 2009, si bien desde el Ministerio Medio Ambiente, Medio Rural y Marino apenas se ha vuelto a hablar del asunto. También reclaman una prórroga de las tarifas especiales para riego, que desaparecerán el 1 de julio, y reiteran su exigencia de un doble etiquetado (para distinguir sus ingresos del precio final de cada producto).
Esta lista de peticiones también fue entregada por representantes de otra organización agraria, COAG, durante las concentraciones que mantuvieron al mediodía ante las delegaciones principales de Hacienda en cada comunidad autónoma, en las que participaron unas 8.000 personas.