El Celta se va a pique dejando en Cádiz su peor imagen defensiva

La Voz

VIGO

29 nov 2009 . Actualizado a las 02:02 h.

El Celta toca fondo. La interminable caída del club vigués desde hace tres años, que parecía que no podía caer más bajo, sigue en progresión que parece infinita. El equipo de Eusebio se fue ayer definitivamente a pique ante el submarino amarilla de Cádiz, con un espectáculo bochornoso, y volver a sacarlo a flote va a ser una tarea muy ardua.

El equipo vigués se derrotó a sí mismo en apenas un cuarto de hora. Vale que el árbitro perjudicó, pero lo primero que hay que ver son los errores propios, que es lo que se puede controlar, y la primera aproximación del Cádiz acabó en gol tras un balón que perdió absurdamente Catalá. La pelota le llegó a Nano en la izquierda. El gallego del Cádiz gana en velocidad a Hugo Mallo y en su centro hay una falta sobre Falcón que deja el balón suelto y el rechace lo aprovecha bien Cristian.

En una situación angustiosa como la que viven los celestes verse con un tanto en contra era el peor escenario posible.

En la primera aproximación del Celta vuelve a equivocarse el colegiado al no ver un aparente penalti de Nano sobre Aspas.

Pero no se pueden buscar las excusas en los fallos arbitrales cuando el rival te tiene contra las cuerdas. Ogbeche, ese jugador al que el Celta no quiso hace unos años y que ayer volvió loca a la defensa céltica, disparó dentro del área obligando a Falcón a realizar una buena intervención. La réplica la dio Joselu en un centro de Saulo, pero apareció una mano milagrosa de Casilla.

Los de Eusebio volvieron a pagar caro otro error por imprecisión en el pase, en esta ocasión de Garai, que propició un contragolpe de Enrique, quien tras una carrera de más de 50 metros supo resolver ante Falcón en el segundo gol gaditano cuando apenas había transcurrido un cuarto de hora.

Lo bueno de este Celta es que en los peores momentos es capaz de mantener sus señas de identidad. No se desordenó, siguió tocando sin desesperarse aunque no consiguiese plantarse con peligro en el área.

Lo mejor eran los pases de Trashorras y la actividad de Joselu, empeñado en acabar con su sequía. Pero el delantero seguía poco inspirado de cara a puerta hasta que por fin en una buena jugada de toque entre Aspas, Trashorras, Saulo y centro a Joselu, este solo tuvo que empujar la pelota al fondo de la red. Era un gol psicológico porque llegaba justo antes del descanso y porque suponía el fin de la sequía para los goleadores. Joselu se sacó un peso de encima.

Segunda parte sin reacción

Lo que debía de ser una inyección de moral para los celestes se transformó nada más comenzar el segundo tiempo en una pesadilla con un nuevo error defensivo en cadena. De nuevo un centro de Nano desde la izquierda que no llega a Ogbeche en primera instancia, pero sí a Tristán que marcó el tercero de su equipo. El Celta está tan mal que es capaz de resucitar hasta a los dinosaurios más decrépitos.

El balón empezó a quemar, los desmarques no aparecían, y los primeros cambios que se le ocurren a Eusebio son sacar a un lateral por otro (Vasco por Mallo) y a un juvenil, Toni, por Trashorras. Quedó un cuarteto ofensivo con tres canteranos de una media de edad inferior a los 20 años, más Saulo, como responsables de sacarle las castañas del fuego a un equipo que se va a pique.

El Cádiz lógicamente se dedicó a defender su renta y el Celta tuvo la posesión durante todo el segundo tiempo, pero fue incapaz de generar ni una sola situación clara ante la meta de Casilla.

Arthuro salió al campo cuando apenas faltaban nueve minutos y la posibilidad de enmienda era ya muy reducida.

Al final los celestes dejaron la sensación de equipo entregado a su suerte, impotente para salir del pozo en el que se había metido.

Solo puede pensarse que lo que les queda es reinventarse a sí mismos. Cualquier que sea el camino elegido este estará lleno de espinas. Están abonados a sufrir sin límites.