Un viejo dicho señala que «el diablo, cuando no tiene que hacer, mata moscas con el rabo». Recordarlo aquí se debe a que más de un periodista hizo sonar la alarma (ya dirán por qué) al saber que algunos futbolistas de la selección española regresaron a casa después de jugar el partido en Armenia. Restaba por jugar en Bosnia el encuentro de trámite de hoy. Está demostrado que en donde mejor se encuentra uno es en su propia casa. Los jugadores de fútbol, tantas veces fuera de sus domicilios a causa de los viajes y concentraciones, tanto los casados como los solteros, así lo pregonan. En algunos medios, el caso se presentó poco menos que como una especie de fuga, algo que no gustó a Del Bosque, quien, como ayer se decía en La Voz, es un hombre siempre alejado de las polvaredas que se levantan en el entorno de los equipos de fútbol.
El caso es que para España hoy terminará el camino de su clasificación que la llevará a Sudáfrica, en donde debe presentarse con ese balance en el que las victorias se cuentan por partidos. Falta el de hoy, frente a Bosnia, que tiene asegurado el derecho para la repesca. Bosnia cuenta con una selección superior a la mayoría del grupo, pero tampoco deberá romper la triunfal racha española.