El municipio de Plougonvelin, en la Bretaña francesa, quiere hermanarse con uno de la zona

La Voz

CARBALLO

El departamento ya realizó contactos con el Concello de Fisterra

03 dic 2009 . Actualizado a las 12:09 h.

La Bretaña francesa está plagada de lugares de extraordinaria belleza. La Punta de San Mateo (Pointe Saint-Mathieu) es sin duda uno de ellos. Situada muy cerca de Brest, en una de las puntas del Finistère (uno de los cuatro departamentos bretones), forma parte de la llamada Costa de las Leyendas, que las tiene a manos llenas por el norte y por el sur. San Mateo es un enclave histórico, donde se fundó la antiquísima abadía del mismo nombre (Saint-Tanguy estrenó el lugar en el siglo VI, se cuenta), cuyas ruinas se conservan, además de una capilla muy posterior, un faro de 1835, un semáforo de 1936 y criptas y monumentos en memoria de los desaparecidos en el mar. No tiene la sona del Pointe du Raz, en la misma provincia, pero su importancia histórica, simbólica y paisajística es indudable.

San Mateo, llamado por siglos del Fin de la Tierrra (Fine Terre, como se lee en algunos de sus indicadores) pertenece al municipio de Plougonvelin, de poco menos de 4.000 habitantes, en pleno País (especie de comarcas) de Iroise, distrito de Brest. Sus autoridades se han propuesto hermanarse con un municipio gallego y, más en concreto, con uno de la Costa da Morte. Uno de sus responsables ha requerido la ayuda de un gran conocedor de Galicia, Philippe Le Goff, muy activo durante años en las relaciones entre los dos países, residente en Viveiro una parte del año y amante de la zona. La última vez que acudió a la Costa da Morte fue a Camariñas, poco después del Prestige . Le Goff ya ha comenzado a indagar sobre el interés de los concellos de la comarca en entablar relaciones de hermanameiento. Sin compromisos, solo un primer paso.

Un buen candidato es Fisterra, pero ya lo era de Plogoff, el pueblo situado cerca de la Punta de Raz, en plena Costa da Morte (Bahía de los Difuntos) francesa, con muchas semejanzas. Hubo contactos y quedó en nada. Más suerte tuvieron otros destinos españoles, pero no es lo mismo. Desde Cadaqués a Llavanares, y ahora insiste en hacerlo El Prat de Llobregat. El alcalde, José Manuel Traba, está pendiente de acudir a la localidad barcelonesa para estudiar el asunto. Ya ha sido contactados n varias ocasiones.

Pero con la Bretaña, nada. Ni Fisterra ni otros lugares de la comarca. Hace casi diez años, el Concello de Malpica había tanteado (o al revés) a Pont-Croix, pero una de las dos partes aún está esperando.