Conserveras, empresas lácteas y fabricantes de productos para la construcción emplean esta vía hacia las Islas
11 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.El hundimiento anunciado de la naviera Contenemar está a punto de hacer naufragar uno de los puntales del tráfico de contenedores en Galicia. A lo largo de su primer año de funcionamiento desde el puerto de Vilagarcía, Contenemar Galicia y su filial Tercovi fueron capaces de convertir la terminal arousana, que todavía gestionan, en la tercera de mayor movimiento de toda la cornisa cantábrica y la segunda en Galicia, después de Vigo. Sin embargo, este éxito tuvo un precio: la empresa apenas realizó un pago y, desde octubre, privó a su sucursal gallega de autonomía para centralizar la política del grupo en Madrid. Ahora, en vísperas de las vacaciones de agosto, ha recurrido a un concurso de acreedores que no podrá ser tramitado hasta septiembre.
Esta situación mantiene a los diez integrantes de su plantilla y a los dos chóferes que asisten a la terminal de Vilagarcía en una suerte de limbo, atados a unas instalaciones cuya actividad está cayendo en picado y sin ningún tipo de garantía sobre su futuro laboral. La familia Seguí, propietaria de la compañía, no ha transmitido certeza alguna a su personal en Galicia. Todo lo contrario. Las noticias que llegan de Madrid, siempre confusas, apuntan a que su intención pasaría por despedir a la mitad de sus trabajadores, e incluso limitar su comunicación a una sola línea, la de Marruecos, que usa Citroën, suprimiendo la que une Vilagarcía y Canarias.
Cortar esta ruta supondría un quebradero de cabeza para un buen número de empresas gallegas que la utilizan para abastecer sus mercados en las Islas. Es el caso de Leche Río, que coloca sus productos en el archipiélago canario a través de la terminal de contenedores arousana. Las conservas, el material de construcción y el agua son mercancías también importantes, cuyos suministradores tendrán que buscar una alternativa en los puertos de Marín y Vigo si finalmente se confirman las intenciones del grupo naviero.
Lo más triste de todo es que las instalaciones de la capital arousana funcionan y son rentables. Así lo demuestra el ingente tráfico que fueron capaces de generar entre junio del 2008, fecha en la que Contenemar dejó Vigo para desembarcar en Vilagarcía, y junio de este mismo año, cifrado en 30.000 TEU (medida de capacidad que equivale a un contenedor de 20 pies).
La errática gestión seguida desde Madrid en los últimos meses está, sin embargo, a un paso de dar al traste con el esfuerzo realizado por su plantilla en Galicia. Las deudas que acumula la naviera son cuantiosas. La Autoridad Portuaria no ha cobrado todavía el millón de euros que Contenemar debería haber satisfecho en concepto de ocupación de muelles y dominio público. Tampoco los transportistas han visto cubiertos sus servicios. Hasta los últimos recibos telefónicos han sido devueltos por impago. Para colmo de males, incluso el buque que se esperaba esta semana podría ser desviado al Mediterráneo.