La Voz de Galicia

Relevancia de los astilleros santanderinos en la flota palangrera mariñana

A Mariña

josé pino

13 Feb 2024. Actualizado a las 16:14 h.

Santander guarda una rica y abundante tradición en la construcción naval española, en el siglo XVI se le atribuye al Real Astillero de Guarnizo los primeros galeones oceánicos para el comercio con las Indias. El nombre del pueblo de Astillero parece tener su origen en esta actividad comercial. La fundación del Astillero de Santander (Astander) se remonta a principios del siglo XX alternando buques con material ferroviario y de minería, tras la paralización de la Guerra Civil y al término de la Segunda Guerra Mundial un conjunto de empresas encabezada por el Banco de Santander, Cepsa y la Pysbe se harán con la mayoría del capital y darán un impulso en la construcción y reparación naval. La alianza con la marca de motores MTM en 1945 impulsó la construcción de pesqueros sobre todo. En 1949 se bota la primera pareja de acero para la pesquería del bacalao: Puente Nansa-Puente Viesgo a la que siguen Uli-Arrospe y Aquiles Vial-Ángeles Montaner. De Astander saldría en 1990 el único encargo directo de armadores mariñanos a los astilleros cántabros, el Cillero de los hermanos Ben, aunque su base fuese Cádiz.

Los astilleros Corcho especializados en carpintería de ribera desde finales del XIX se trasladaron al enclave de los Talleres de San Martín, iniciando sus construcciones en acero. Incautados durante la Guerra Civil emergieron con fuerza a partir de 1946 con el encargo de la mitad de los bacaladeros de la flota de Pebsa. En la década de los sesenta tras la entrada en su accionariado de capital belga pasa a denominarse Basse Sambre-Corcho S.A. (Corbasa) especializándose en arrastreros de mediano porte. En 1971 bajo control judicial pasa a denominarse Astilleros del Atlántico acometiendo una importante cartera de pedidos de marisqueros para la armadora Amador Suárez S.A. (Amasua) de Huelva, todavía en activo en Argentina para la compañía Arbumasa.


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