La gallega aparca definitivamente la competición de élite después de que se le detectara una enfermedad congénita de corazón y se le implantara un desfibrilador
La etapa reina de la Vuelta a Chihuahua discurrió a más de 2.000 metros de altura desde la salida hasta la meta. Se convirtió en una tortura para el pelotón. Y para los ciclistas gallegos que participan en esta carrera.