¿Sabes dónde están las liberías con más encanto de toda Galicia? Aquí te lo contamos
27 ene 2015 . Actualizado a las 02:46 h.Nos lo habían vendido como el súmum de la vida moderna: llegar, comprar, salir. Sin esperas. Y sin contacto, sin cercanía, sin recomendaciones, sin sentir el tacto de las tapas o el olor de las historias. Coló durante un tiempo. Pero ya no. Porque en un mundo digital donde todo lo hacemos con una pantalla delante, las librerías deberían ser el bastión del slow movement, ese que predica que hay que bajar marchas para ser un poco más felices. Y lo están consiguiendo. Son los salones de nuestra casa convertidos en comercio. Son uno de los últimos reductos de las relaciones humanas, de los vendedores que se han vuelto amigos a base de recomendar tesoros ocultos en los anaqueles. De poder hojear con tranquilidad, de descubrir otros universos en letra de imprenta. De disfrutar del mundo que guarda el papel. Larga vida a las librerías. Larga vida a los libreros. Uno de esos paraísos de las letras está en el número 7 de la rúa Travesa de Compostela. Se llama Ciranda, y no es una librería al uso. Porque de hecho son dos librerías. La primera que abrió sus puertas fue Lila de Lilith, una ?librería de mulleres?. En febrero del 2013 aterrizó Ciranda, especializada en literatura lusófona. Ahora comparten un espacio que aúna la tradición que filtra cada bloque de piedra del casco histórico compostelano con la mirada del siglo XXI. Un espacio en el que domina una lareira y que Xurxo Nóvoa, la mitad de Ciranda -junto a Loaira Martínez, el otro 50 % del proyecto- define como aconchegante. El que entra ya no quiere salir. «Pensabamos que sempre houbo unha comunicación con Portugal e que faltaba un espazo de referencia ao que ir, atopar libros, intercambiar experiencias...», explica Xurxo. Y Ciranda se ha convertido precisamente en eso. Porque además de contar con libros de todos los países de habla portuguesa -incluyendo Galicia y a editoriales que siguen la normativa del Instituto da Lingua Galega- y un espacio dedicado a la artesanía portuguesa, Ciranda también acoge presentaciones, talleres y otras actividades. De hecho, están trabajando en la puesta en marcha del proyecto #SabemosPortuguês, que demostrará a los alumnos de secundaria que el gallego es una ventaja competitiva para unirse a esos más de 200 millones de hablantes lusófonos. En verano organizarán cursos de inmersión lingüística en Lisboa. Y el día 6, celebrará su segundo aniversario con unos pinchos y la actuación en el pub Ultramarinos de la banda portuguesa. «Gente que mola» Hay libros que apenas nos suenan y vienen por nosotros. En rincones como este de la calle Cordonería de A Coruña algunos adultos se sienten niños. Y los niños se hacen grandes con arte. Mencía dibuja París entre libros de colores en Cascanueces, donde divulgan, comparten y venden los libros que quieren sus padres, Pablo y Luisa: «A nosotros nos gusta buscar; y encontrar cosas diferentes». El encanto del lugar es en parte una herencia de la tienda hippy que precedió a la librería. Los abalorios se fueron, pero el nombre y el duende se quedaron aquí. Y su música de cuento de hadas de Chaikovski. «Cascanueces, que es un cruce de casualidades -dice Pablo- , se ha convertido en un centro de conexión cultural más allá de los libros. La mayoría de las librerías trabajan con los servicios de novedades de las editoriales. Nosotros no, nosotros traemos solo lo que queremos». Por la diferencia apuestan también otras librerías coruñesas con encanto, como Moito Conto, El Faro de los Tres Mundos, Linda Rama o Biblos (en Betanzos). Taller de actividades para niños, salón de tertulia con «gente que mola», sala de conciertos, Cascanueces es una casa para libros originales de editoriales pequeñas o aún poco conocidas, como Bululú, Apiario, Delirio, Canica Books o Palabras Aladas, y otras que han crecido ya con el favor de un público fiel. «¡Aquí lo pasamos bien! Un librero no puede limitarse a abrir y cerrar la librería. Este oficio necesita pasión», dicen. Salta a la vista en los posts en Facebook de Cascanueces, que invitan a vivir lo que se lee. Y a compartirlo. Amor por partida doble es lo que propició, hace ya diez años, la apertura en Vigo de Banda Deseñada. Eva Prada es la propietaria de la librería especializada en cómics en la que también trabaja su pareja, Melo. «Entonces yo vivía en A Coruña y ella aquí, y me propuso montar la tienda como una solución para estar juntos, además de una manera de ganarnos la vida», indica él, que es un experto en la materia que venden y asegura que se lee el 99 % de los libros que entran por la puerta del local ubicado en la calle Cataluña, 27. «Es una responsabilidad grande, porque hay gente que en vez de buscar algo ya me pregunta a mí directamente qué se lleva», cuenta. En Banda Deseñada venden cómics para adultos, jóvenes y niños, novela gráfica, manga, libros en varios idiomas, ediciones limitadas y también una amplia variedad de juegos de mesa. Lo que tiene de diferente respecto a otras tiendas especializadas es su interés por crear un ambiente de librería de antaño, un lugar donde se ofrece atención personalizada y que sirve como punto de encuentro, para charlar y comentar lo que se cuece en el sector. Además organizan numerosos encuentros con autores, firmas de libros y jornadas de juegos. Hace casi 18 años que Lugo dispone de la librería con la que sueña cualquier lector. Aunque algo «escondida», ya que se sitúa fuera de la Muralla, en una de las galerías comerciales de la avenida da Coruña, la Librería Trama es un espacio agradable y tranquilo en el que tapizan las estanterías libros que son difíciles de encontrar en otros puntos de venta y que, sobre todo, están llenos de vida. «Procuramos buscar libros complicados ou que consideramos interesantes», explica uno de sus socios y fundadores, Carlos Coira. A finales de los noventa, el establecimiento fue pionero en las sesiones de cuentacuentos. Ahora organiza presentaciones de libros -la más reciente, Las huellas de la memoria, de Marga Rosende- y cuenta con dos clubes de lectura: uno para adultos y otro infantil, que se llama Minitrama, además de disponer de un escaparate temático y de un amplio catálogo de poesía. «Desde o principio quixemos ter a librería na que nos gustaría estar a nós, onde poder acceder aos libros», agrega Coira, que estudió Filología al igual que sus socias, Rosa y Begoña, y la trabajadora, Yolanda. Los cuatro disfrutan de la vida rodeados de letras y aconsejando a una clientela fiel. «Mesmo hai xente que se fía máis dun que doutro porque lle coinciden os gustos», bromean. El que arriesga, gana Cronopios arriesgó hace seis años, en plena crisis, y abrió una librería en Pontevedra. Poco después cerraba la única que por entonces le hacía competencia, la histórica Michelena, y su nuevo concepto de espacio de lectura hizo lo demás. Desde el momento mismo de inaugurar su primer local en el centro la atención al cliente cautivó a todo lector que se preciase: si no había un libro, o lo pedían o te indicaban dónde conseguirlo. Aunque pueda parecer una actitud evidente, no lo es. Y lo sabes, lector. Teniendo vía libre, el concepto fue madurando, y ahora resulta difícil pasar por delante sin fijarse en sus escaparates temáticos y trabajados. Pero, además, realizan presentaciones de libros y entrevistas radiofónicas en directo a diversos autores (la última, Pilar Eyre), tienen un club de lectura que se reúne mensualmente y un espacio de radio propio. Ahí es nada. Hablar de librerías en Ourense es hablar de Tanco, la más veterana. Abierta en 1952 en la céntrica rúa do Paseo, se convirtió en poco tiempo en un referente porque además de las ventas de libros permitidos por el régimen, escondía en su parte de atrás un rincón conocido como El Infiernillo. Allí podían encontrarse obras editadas en América, libros de Ruedo Ibérico y otras joyas difíciles de hallar en la época. «Era un secreto a voces que vendíamos libros que no pasaban la censura», recuerda Manuel Bugallo, el librero, que asegura que nunca tenían problemas con la inspección porque siempre que se iba a producir, alguien les mandaba un aviso. No en vano, entre los clientes de aquella sección prohibida hubo más de un integrante del régimen. Hoy el establecimiento sigue abierto al público, en la calle Cardenal Quevedo, y ya no quedan en su almacén obras de aquella época, aunque sí alguno muy valioso, como una primera edición del Libro de las Horas, de Vicente Risco, editado por Tanco. Con todo, va mucho más allá de la literatura comercial y sigue siendo, pese al paso del tiempo, un referente para los amantes de los buenos libros. No hay más cuento. Texto: Tamara Montero, Ana Abelenda, Begoña R. Sotelino, Lucía Rey, Carmen García de Burgos y Marta Vázquez