Una gallega en el estudio parisino de Jean Nouvel

SANTIAGO

04 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Un pedacito del premio considerado como el Nobel de la arquitectura, el Pritzker, pertenece a una gallega. «Uno pequeñito, pequeñito», precisa sonriente Patricia Fernández Ramos (A Coruña, 1982), una de las 150 personas que trabajan en el estudio central de Jean Nouvel en París. Hace año y medio comenzó su formación como becaria y ahora ya está contratada como arquitecta. En la página web del galardonado autor francés figuran los nombres de los profesionales que se encargan de desarrollar sus proyectos y el de Patricia, que estudió en las universidades de A Coruña y en la de la ciudad alemana de Karlsruhe, es el único español. «El viernes pasado comunicó a todo el personal que le habían concedido el premio, pero nos dijo que no podíamos contárselo a nadie. El lunes se hizo público y desde entonces no han dejado de pasar por aquí fotógrafos y periodistas de todo el mundo», comenta desde su mesa de trabajo, en la que se le acumulan los planos.

En apenas 18 meses participó en el proyecto de un hotel en Viena, unas torres de oficinas en Marsella, otro hotel en Motril y, el más especial para ella, el de la transformación de la zona portuaria de Vigo. «Me encantó ese proyecto y el hecho de haberlo ganado. Ojalá que pronto vaya adelante», comenta Patricia, que fue uno de los seis arquitectos, juntos con dos de sus jefes y el propio premio Pritzker, que se encargaron de cambiar sobre el papel la fachada marítima viguesa, que, reconoce, hasta ahora no conocía demasiado. «Todos nos ocupamos de todo, de la parte de la estación marítima, de la torre... Pero siempre siguiendo el concepto de Nouvel», apunta.

Patricia es hija de Salvador Fernández Moreda, presidente de la Diputación Provincial de A Coruña, que presume de ser el militante socialista con carné más antiguo de Galicia y que ahora presume de hija. Hace unos años, Nouvel participó en el concurso para la construcción, prácticamente enfrente del despacho de Moreda, de un centro de ocio en el puerto coruñés. Su ambicioso proyecto no fue elegido y se optó por otro más que discutido.

«Gracias por ayudarme a conseguir el premio», dijo a sus empleados el responsable de la ampliación del Reina Sofía o de la torre Agbar de Barcelona durante la gran fiesta que celebró en París. «Es amable. Siempre te da la mano y los buenos días. Después, dependiendo del día, está de mejor o peor humor cuando analizas con él los trabajos», apunta Patricia, que ahora mismo centra sus esfuerzos en un showroom de la compañía RBC en Montpellier, muy cerca del Ayuntamiento de la localidad, también diseñado por Nouvel. «Aquí estoy feliz y me gusta lo que hago, pero ya tengo morriña», confiesa esta joven que habla perfectamente inglés, francés, alemán, italiano y que ahora estudia portugués.