«Tenían que poner en todas las tiendas ventilador», comentaba ayer una niña a su abuelo a media tarde en las inmediaciones del parque capitalino de San Lázaro. Y es que tras un verano atípico -parecido al del pasado año que en el mismo día de ayer marcaba únicamente 28 grados- la capital ourensana volvió a ser noticia por el calor. Junto a tres provincias del sur de España registró ayer la alerta amarilla por altas temperaturas y los ourensanos -acostumbrados a estos veranos- sacaron las mejores armas: los abanicos, el agua, la sombra y los helados. Hasta el mediodía de ayer la temperatura fue gradualmente subiendo, incluso con fresco por la mañana. Pero fue a partir del mediodía y hasta entrada la noche cuando los termómetros alcanzaron los 35 grados -que también se esperan hoy- a la sombra.
Según las predicciones de Meteogalicia las temperaturas de cara al fin de semana serán altas. Hoy se volverán a alcanzar los 35 grados y a partir de mañana irán bajando paulatinamente llegando el domingo a alcanzar como máximo los 31 grados. Las mínimas darán un respiro a los ourensanos, ya que descienden hasta los 17 grados. Mientras los remedios caseros se imponen por necesidad.