Martín Piqueras, experto en estrategia digital: «Los audios de WhatsApp son un problema gravísimo»

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Martín Piqueras.
Martín Piqueras. NACHO URBON

«Usa la inteligencia artificial para hacer la declaración de la renta o leer una sentencia, pero no para calmar a tu hijo», propone este profesor de OBS Business School, que ha visitado Galicia para analizar la nueva Ley de Inteligencia Artificial de Europa. Piqueras, experto en estrategia digital en Gartner, revela que, «al conectarte a una máquina, pierdes seis inteligencias»

13 jul 2024 . Actualizado a las 17:23 h.

En conocimiento y uso de inteligencias artificiales, personas, empresas y Administraciones no hemos aprobado el curso, señala Martín Piqueras, profesor de OBS Business School y experto en estrategia digital en Gartner. La nueva ley aprobada por la Eurocámara es un avance, según este especialista que nos guía a la hora de usar ChatGPT, de distinguir cuándo sí y cuándo no usar las herramientas digitales, para no perder masa gris ni deshumanizarnos.

—¿Cómo hay que enfocar la inteligencia artificial: oportunidad o riesgo?

—Las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial exceden con creces los riesgos. Pero todo el tejido social de los ciudadanos, las empresas, los Gobiernos, las asociaciones, los políticos, tienen que entender esos riesgos. Todos sabemos lo bonito que es un acantilado, pero también los riesgos que supone. Los días de viento no nos acercamos...

—No deja de ser un acantilado, no una tranquila placita urbana...

—Voy a poner el ejemplo de la energía nuclear. ¡No tenemos en casa un microondas que vaya con energía nuclear! El riesgo al que nos expone la inteligencia artificial es que, como humanos, demos un paso atrás. Cuando no existía el teléfono, uno podía hablar solo con las personas de su alrededor. Con el teléfono, podía tener a más personas a mano. Ahora resulta que con el móvil desaprendemos los números, pero podemos hablar con muchas más personas. Yo ahora en mi agenda tengo 500 contactos. El hecho de no recordar los números no me supone un problema inicial, ¡a no ser que tenga que llamar a Urgencias y no me sepa el número!

—Igual no interesa tener 300 contactos, sino cinco o diez de calidad...

—Ese es un punto buenísimo. Puedes irte a otro ejemplo, como el uso que hacemos del GPS. Si me pongo el GPS, dejo de saber ir a un lugar. Puedo llegar a muchísimos más sitios, muy fácilmente, con ayuda del GPS, pero no sé cómo ir a mis sitios básicos porque me desentiendo. Así pierdo la capacidad de orientarme y el espíritu crítico.

—Un camión se atascó en una corredoira siguiendo al navegador...

—Sí, el sentido común suelta el volante. Una cosa clara, que nos ayuda a comprender esto: el ser humano tiene siete tipos de inteligencias. Está la inteligencia del sentido común, la inteligencia del razonamiento, la emocional... Una de ellas es la cognitiva, la que percibimos con nuestros sentidos. La cognitiva es la única en la que nos gana la inteligencia artificial. Por ejemplo, yo tardaré dos horas en leerme una sentencia de 80 páginas. En esto es mucho mejor la inteligencia artificial, que como humanos nos amplifica. Del mismo modo que un teléfono me viene bien para poder hablar con alguien sin gritar, la inteligencia artificial amplifica a un oncólogo cuando ve algo en una mamografía que el médico no ve. O amplifica a un conductor diciéndole «frena».

—¿En qué casos nos limitan?

—Imagínate que me das a elegir entre dos opciones: tengo al niño llorando en la cuna y acaba de llegarme esa sentencia pendiente, o tengo que hacer la declaración de la renta. Puedo usar una inteligencia artificial para que me haga la declaración de la renta, y yo mientras puedo cantarle a mi bebé, mimarlo y cuidarlo... O bien puedo pedirle a ChatGPT que me haga una canción para que calme a mi hijo. En el primer escenario, en el que yo me dedico a utilizar la emoción humana, mimar a mi bebé, cantarle..., soy mucho mejor que la inteligencia artificial. ¡Que la inteligencia artificial me lea la sentencia!

—¿La clave es lo emocional?

—Exacto. Cuando lo emocional está en juego, hay que evitar usar las inteligencias artificiales. Yo no quiero pedirle a ChatGPT una canción de cuna para mi niño. Si dedico mi tiempo a cantarle una canción a mi hijo, sentirá que su padre está con él. Y cuando mi hijo sea mayor me buscará cuando tenga un problema, confiará en mí. Es decir, uso la inteligencia artificial para ser más humano.

—¿Cómo estamos en conocimiento y uso de la inteligencia artificial?

—Suspenso. Suspendemos todos, personas, empresas y Administraciones. Hemos de aprender a usar la inteligencia artificial para las cosas repetitivas. No quiero que me pinte un cuadro mientras friego los platos. Al revés.

 «Cuando te conectas a una máquina, pierdes seis inteligencias»

—¿Qué herramienta podemos usar para transcribir entrevistas grabadas?

—Mi primer trabajo fue transcribiendo entrevistas de cintas de casete. Yo tenía un acelerador y un freno... Hoy en día, entras en Google Docs, abres un documento de texto, tiene un botón de micrófono, das al Play, pones la entrevista y perfecta. Cuando hay aspectos más humanos, dejemos la inteligencia artificial a un lado... Puede hacerme gracia en el momento que la inteligencia artificial me haga una canción para el bebé, pero a largo plazo nos puede ir muy mal.

—¿Y las empresas?

—Puedo tener una gran superficie, o una cadena, que automatice el proceso de cobrar en la caja. Hay dos opciones: prescindir del 80 % del personal de caja. Esta es la primera intención de uso de inteligencia artificial de las empresas, ver cuánta gente me puedo sacar de encima. Y es un error, porque esas personas te conocen a ti y conocen a tu cliente. Segunda opción: automatizo mi caja y dejo un 20 % de personas en caja y el otro 80 % van a pasar a ser personal shoppers que conocen a mis clientes, les van a aconsejar con el producto. Con este segundo caso, incremento mis ventas hasta un 40 %, incremento la fidelización de los clientes y gano más. En el corto plazo, puede ser divertido entrar en una de esas tiendas en que no hay nadie. En el largo, necesito interacciones. En EE.UU. ya hay empresas que anuncian: «Aquí certificamos trato humano». Hay mucha gente que ya no quiere hablar con el bicho de «pulse 2». Esto deben saber las empresas.

—¿Qué implica la Ley de Inteligencia Artificial aprobada por la Eurocámara?

—Es una obligación moral de los Gobiernos para proteger los derechos de los ciudadanos. Esta ley dice que una empresa no puede poner un servicio esencial para el ciudadano en manos de una inteligencia artificial que no se sepa cómo va. Imagina que la Xunta pone una web para las subvenciones, y esta no te concede la subvención y no te explica por qué. Oiga, ¡esto es un derecho fundamental! Debemos tener un espíritu muy crítico. El ser humano tiene una gran debilidad, y es que le encanta que le adulen.

«Si le pides a una inteligencia artificial: «Haz una canción para el bebé», te la hace y el bebé se duerme, y dices: «¡Perfecto!». Es el sesgo optimista. No cuestionas si a largo plazo él va a tener un problema educativo. Las herramientas digitales necesitan un filtro humano de calidad»

—El halago parchea el agujero de una debilidad o una carencia...

—Sí. Es el sesgo optimista. Si le pides a una inteligencia artificial: «Haz una canción para el bebé», te la hace y el bebé se duerme, y dices: «¡Perfecto!». Sesgo optimista. No cuestionas si a largo plazo él va a tener un problema educativo. Las herramientas digitales necesitan un filtro humano de calidad. ¿Te acuerdas del Metaverso? La gente pagó miles de euros de NFT de una piedra sin saber qué compraba. Lo primero que se hizo con NFT fueron monos, ahí el fracaso del Metaverso. Las cosas para las que se usó no son significativas. Con la IA puede pasar algo parecido. Con la inteligencia artificial puedo detectar un cáncer, evitar un accidente, analizar 50.000 fotos o identificar al sospechoso de los atentados de Boston... Ahora, la ley prohíbe el uso de la inteligencia artificial para scoring social [análisis social a partir de datos personales]. Hay penas de hasta 20 millones.

—¿Qué perdemos al activar el GPS para todo o no fijarnos en el camino?

—Perdemos humanidad, seis inteligencias que tenemos. Nos perdemos la inteligencia de contexto, la inteligencia de grupo. Ese camionero atascado en una vía sin salida... Si ya se veía que te estabas metiendo en Villaconejos de Abajo... Perdemos capacidad de raciocinio, sentido común. Nuestros nietos dirán: «¡El abuelo perdía dos horas para ir de un sitio a otro!». Pero si no prestas atención al volante, pierdes, vas de B sin saber, te pierdes el disfrute de conducir, la vaca, recordar un pueblo... Estás conectado con la tecnología, pero desconectado del mundo, y te conviertes en un robot en manos del móvil. Debemos desarrollar una capacidad de atención plena, escuchar al otro, estar aquí ahora y no a tres cosas a la vez... El escaso tiempo de concentración de los jóvenes es preocupante, como la sensación de soledad en un entorno hiperconectado. Cuando nos conectamos a una máquina y nos dejamos llevar, perdemos seis inteligencias. Puedes acabar viendo un maratón de series y cenando lo que te dice el algoritmo.

—¿Qué tecnologías usamos hoy peor?

—Estamos usando mal las redes sociales. Es muy potente la oxitocina que generan los likes, las 5.000 personas que leen un artículo, y eso genera drogadicción. Demasiado tiempo de pantallas, y eso nos afecta física, mental y socialmente. Desde la miopía a las relaciones. Usamos mal la información: nos duele algo, vamos a Google ¡y corriendo al médico! Tres momentos pivotales en la tecnología son: la aparición de internet (la gente tiene acceso de repente a toda la información); la aparición de los smartphones (que nos ponen toda esa información al alcance en cualquier lugar y cualquier momento), y la inteligencia artificial (que me da toda la información de internet en cualquier lugar y cualquier momento, y en una forma ¡en que parece que la entiendo!; es decir: «Te convenzo de que este es el medicamento que debes tomar», «este es el libro que te va gustar leer»).

«Los audios son un error gravísimo porque usan algo que parece síncrono en un medio asíncrono. No puedes mandar un audio esperando respuesta inmediata»

—¿Usamos bien los audios de WhatsApp?

—...

—¿Me oyes?

—Te oigo, te he hecho una broma, he estado 5 segundos sin hablar. Las personas estamos hechas para comunicarnos de forma síncrona. Si hablas y no respondo, la sensación de falta de confort es alta. En la conversación síncrona, cuando hablas, te prestan atención e interactúan contigo, y esto da confort. Si un adolescente te manda un wasap y ve el doble check azul, piensa: «¡Me hace ghosting, no responde!», porque esperan una respuesta síncrona en un medio asíncrono... Los audios son un error gravísimo porque usan algo que parece síncrono en un medio asíncrono. No puedes mandar un audio esperando respuesta inmediata.