José María Camarero, experto en comunicación financiera: «Hay que llegar a los 65 con un respaldo, y ese respaldo puede ser una vivienda o un ahorro que complete tu pensión»

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Hablemos del gas, de la hipoteca, de la luz, de herencias y de «la fórmula secreta del presupuesto mensual» con el periodista que da en «Crisisfobia» «las claves para sobrevivir al apocalipsis económico»
31 ene 2023 . Actualizado a las 16:08 h.¿Cómo invertir cuando eres cada vez pobre? Porque el periodista económico José María Camarero, que ofrece en Crisisfobia unas claves «para sobrevivir al apocalipsis económico», no elude que la mayoría somos hoy más pobres que hace un año. «Para invertir antes hay que ahorrar, eso está claro —responde—. Y la capacidad de ahorro sabemos que es limitada en mucha gente. ¿Cómo ahorras? Poco a poco, se puede conseguir», afirma.
—¿Podemos, realmente, sobrevivir a este «apocalipsis económico»?
—Podemos sobrevivir al apocalipsis. Nos han metido miedo con él y, en realidad, de lo que trata el libro es de restar no todo, pero sí un poco de ese miedo a la incertidumbre, al desconocimiento que a veces hay en materia económica. No quiero negar los problemas, pero hay que perderle miedo a la crisis, a las crisis. Tenemos que acostumbrarnos a vivir en la incertidumbre económica.
—Económica y de todo tipo...
—De todo tipo. El título Crisisfobia une una realidad y una aspiración. Nos vemos abrumados por muchísimas informaciones negativas. Esta es la realidad. La aspiración: perder la fobia a la crisis.
—¿Es realista pensar en una mejora de la situación este año?
—No cabe pensar en un Nirvana económico ni en una situación tranquila. En la incertidumbre siempre encuentras un camino de baches, algunos inesperados. ¿Qué ha ocurrido? Que hasta el año 2008 o 2009, vivimos una situación de crecimiento de años buena. A partir de ahí se rompió todo. No dejamos de oír: «No se va una crisis y está llegando otra». Es verdad, es consustancial a la economía. Crisis no entendida como ‘hecatombe’, sino como ‘incertidumbre’. Nos puede ir bien la economía familiar, pero siempre tenemos dudas sobre las que debemos actuar. Hay que asumir que no es que nos vaya a ir todo bien siempre, pero tampoco nos va a ir todo mal siempre. Hay altibajos. Mañana puede venir un problema de deuda o de cierre de empresas y, al día siguiente, un problema con los impuestos.
—«La energía nos consume», adviertes. ¿Qué margen de maniobra tenemos para evitarlo?
—Hasta hace tres años, y quien dice lo contrario se puede decir que miente, nadie miraba la factura de la luz. La crisis, la situación económica de los últimos meses, nos ha obligado a mirar la factura, a pararnos en todos los conceptos que vienen antes del importe final. Es una lección de la crisis: nos estamos informando. Se trata de pararse a analizar la factura. Lo que no podemos hacer es quedarnos en «Yo pago 60 y mi vecino 50». Las condiciones pueden ser distintas, de consumo, de tipo de tarifa que tengas...
—¿Cuáles son las claves para analizar una tarifa eléctrica?
—Lo primero es ver qué potencia tenemos contratada, porque ahí hay un buen pellizco de dinero que nos podemos ahorrar. Si tenemos más de 4,5 kilovatios contratados para una casa normal, un hogar medio, ya es demasiado... La potencia es un coste fijo. En segundo lugar, fíjate no en cuánto estás pagando de luz, sino a cuánto estás pagando tú la luz. Este es un concepto que no teníamos interiorizado. Y esa cifra, saber a cuánto estoy pagando yo en mi contrato el kilovatio hora, es la que me permite comparar mi contrato con el de mi vecino, independientemente de que consuma más o menos. Si tu eléctrica te cobra a 15 céntimos el kilovatio hora, está bien en las actuales circunstancias. Si te cobran más de 20 o 25, pagas demasiado. ¿Menos de 15? Entonces, tenemos muy buena tarifa.
—En el libro revelas «un pequeño gran secreto», dónde informarse de manera oficial y actualizada de las tarifas disponibles en cada momento...
—Hay varias herramientas interesantes que se han ido desarrollando en los últimos años para comparar las tarifas. El código QR, por ejemplo, es algo prácticamente desconocido, y es muy útil para saber y ahorrar. En todas las facturas de la luz, viene un código QR, que es un comparador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que te dice para tu casa, tu consumo y tu tipo de potencia cuál es la mejor tarifa disponible en cada momento.
—La otra gran cuestión, el gas. Todos pagamos un extra por la compensación del tope de gas si tenemos una tarifa regulada. ¿Cuál es la mejor opción?
—Ahora mismo, la tarifa regulada de gas es la que conviene al particular sí o sí, no hay ningún género de duda, a pesar de que nos llamen de una compañía y nos digan que nos ofrecen un descuento muy grande... Ya sabemos la estrategia comercial que pasa por este tipo de ganchos: «¿Pero quiere pagar más?». La tarifa regulada es ahora la más beneficiosa, siempre que te puedas acoger a ella. No hay duda.
—A veces nos perdemos ya por el desconocimiento de estos conceptos.
—La tarifa regulada es la que se llama tarifa TUR. Es importante conocer los conceptos. Tú no vas a encontrar «tarifa regulada» en ningún lado. Vas a encontrar tarifa TUR. Lo que buscaba en el libro era esto, dirigirme a la gran mayoría de la población, que no haga falta saber de economía para entender. Es más conocer y comprender nociones básicas que vienen bien en todos los aspectos de la vida, desde la factura de la luz a las hipotecas, de las herencias a las pensiones... Para empezar a movernos y tomar las decisiones sin que traten de engañarnos.
—En gestos y hábitos cotidianos, en pequeñas cosas del día a día, ¿tenemos margen para el cambio? Igual no necesitamos quitarnos la corbata (porque nunca la hemos llevado), ¿pero volveremos a calentar la casa con leña o estufas como nuestros abuelos?
—Nadie podía imaginar que la gente en muchas zonas rurales ha vuelto a utilizar leña para calentar las casas en vez de usar el gasoil que tenía. O cómo el verano pasado de repente nos vimos sin hielo... No hablo de cambiar de vida de forma radical, pero sí plantearse que quizá haya que hacer un hábito nuevo al menos durante un tiempo tener un cambio de hábito y sobrellevar una situación concreta. Todavía hay gente que se resiste. Por ejemplo, el hecho de estar en casa y bajar la temperatura de la calefacción para no gastar tanta luz o gas y utilizar una manta es un gesto simple, pero que nos hace conscientes de un problema grande: de que no tenemos toda la energía que quisiéramos en España, de que dependemos de otros países.
—Algunas cosas han cambiado con las generaciones, un chico de la Z quizá ni se plantea tener un coche, en cambio para otros es inconcebible, como para alguien mayor de 60.
—Estamos viviendo cambios de forma muy rápida. Las nuevas generaciones están más concienciadas con el ahorro energético, también por las circunstancias. Con los mayores sucede que vivieron en una época con muchas penurias, en que faltaban incluso alimentos básicos... Desde el momento en que han visto que podían incorporar facilidades a su día a día, es difícil volver atrás. Pero cada vez se conduce de una forma más eficiente, ya no solo por contaminar menos, sino porque ahorra combustible. Hace diez años, queríamos el coche más potente, ahora nos fijamos en lo que consume.
—¿El ladrillo no falla?
—Ninguna inversión es segura, ni la menos arriesgada, como un depósito. En la inversión inmobiliaria lo que pasa es que tardan más en materializarse caídas y subidas. En España, casi un 90 % de los jubilados tienen vivienda en propiedad. Es algo que no ocurre en otros países de Europa, y eso se usa como un seguro de cara a la jubilación. Tú tienes una vivienda que al llegar a los 65 años dejas de pagar. Por eso en España la inversión en vivienda es una opción relevante. En otros países, se alquila mucho, pero se llega a la jubilación y deben seguir pagando un alquiler. Lo que tienes que mirar es que cuando llegues a los 65, o a los 67, debes tener un respaldo y este respaldo es una vivienda pagada o un ahorro que te complemente tu pensión.
—¿Cómo invertir, y ahorrar, si no logramos llegar a fin de mes? Danos esa «fórmula secreta del presupuesto mensual».
—Cuando percibes tu nómina o tu ingreso como autónomo o tu pensión, lo primero es pagar tu deuda, todo lo que sean gastos normales y anteponer el ahorro al gasto en ocio. Hay que marcarse una cuantía, aunque no sea mucho, para ahorrar. No puedes dejar el ahorro para final de mes. Primero ahorro y luego gasto. ¿Dónde invertir? Una opción fundamental son los fondos de inversión. Son muy líquidos, se pueden recuperar cuando se quiera, tienen menos comisiones. ¿Cuál es el problema de los fondos de inversión? Que te tienes que dejar asesorar para entrar en ellos... y no desde el cuñadismo.
—Cualquier transmisión patrimonial de padres a hijos pasa por la caja de Hacienda. Hablemos de herencias.
—Las herencias son un tema tabú, pero hay que anticiparse. Hay un pequeño gesto que es otorgar testamento, por 30 o 50 euros. Con eso, evitas muchos problemas a tus hijos. Son tus seres queridos.
—¿Y si heredamos una deuda?
—Al heredar, heredas lo bueno y lo malo. Las herencias no dejan de ser una radiografía de la vida de la persona que fallece. La legislación te permite, en caso de que la deuda supere los bienes, rechazar la herencia. Este tipo de trámite se puede realizar por no mucho dinero. El notario tiene, por ley, una función de asesoramiento e información gratuitos. Puedes ir al notario, al que quieras (a cualquiera de los 3.000 que hay en España), a informarte de forma gratuita sobre los trámites de una herencia.