Mónica Díaz-Ponte, experta en comunicación digital: «Dejar a un niño estar en internet sin saber qué hace es como dejarle solo en la guerra de Ucrania»

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Mónica Díaz-Ponte, autora de «Conectad@s sin apagar el cerebro».
Mónica Díaz-Ponte, autora de «Conectad@s sin apagar el cerebro». cedida

«El mundo digital es la selva, están desprotegidos ante los adultos», advierte esta docente gallega de la ESIC, que propone trucos y técnicas para triunfar en la red, pero también para navegar de forma segura. Entre sus consejos, hacer un contrato familiar sobre uso de pantallas

13 dic 2022 . Actualizado a las 19:27 h.

«Al igual que si viajas físicamente, debes ir acompañado por un adulto, cuando navegas online también debes estar acompañado por uno», advierte la experta en comunicación y márketing digital Mónica Díaz-Ponte, autora del libro «Conectad@s sin apagar el cerebro», guía dirigida a preadolescentes, ilustrada por Raquel Gu, para ofrecerles trucos y consejos para mejorar las publicaciones, para saber desconectar de las pantallas y, especialmente, para moverse de manera segura por internet y las redes sociales. 

¿Has pensado alguna vez en la confianza que depositan en ti los adultos que te dejan usar internet?, plantea esta especialista gallega en comunicación 360 a los preadolescentes a los que dirige su guía. Hay que tener en cuenta, advierte, que las redes sociales están prohibidas a menores de 13 años, por lo que, según Díaz-Ponte, un adulto debería registrarte en ellas y conocer tus claves, «pero no para espiarte, sino para protegerte». Cuidado si te ofrecen un superjuego, con compartir fotos tuyas o de terceros en grupos de WhatsApp y «no juegues a nada que no sea PEGI OK», recomienda. Ese sistema de clasificación de juegos funciona en más de 35 países de Europa, explica, y es una etiqueta útil, que determina que estamos ante un juego de confianza. 

-En «Conectad@s sin apagar el cerebro», invitas a ver la tecnología como una amiga. ¿Pero están los niños preparados para usarla?

-Yo no soy pedagoga ni psicóloga, soy la que crea los contenidos en internet, en redes sociales, la que hace las campañas. Yo estoy del lado digital, y desde ahí me parece que los niños están desprotegidos por una situación: sus padres no conocen el entorno en el que viven.

-¿Los padres tenemos que ponernos las pilas? ¿En vez de prohibir, aprender?

-Los padres están limitados a la hora de educar en digital, por eso a veces prohíben, porque no conocen el entorno en que se mueven sus hijos.

-¿Qué límites horarios y de edad son los adecuados?

-Cuando hablamos de poner límites, la cuestión es para qué. ¿Cuál es el uso que el niño va a darle a la pantalla? ¿Estamos hablando de que juegue a un juego, y es un juego adecuado o inadecuado para su edad?

-No es lo mismo jugar al Fornite que buscar datos sobre ciencia...

-Claro, o a que estén mirando en Harvard para niños por qué la centolla cría mejor en invierno. No es lo mismo, y en uso de tecnologías los padres tienden a generalizar.

-¿Qué límites de uso son los adecuados, en general?

-Por salud, cada 15 o 20 minutos el niño o el adulto debería dejar el ordenador, moverse, caminar... Por salud física, y por salud mental, creo que hay que ser muy progresivos con las pantallas. Estoy completamente en desacuerdo con que a un niño de 2 años se le ponga una pantalla para comer porque «come mejor».

-Es algo bastante habitual...

-Sí, yo estoy en esto desde el 97, son muchos años. Y me llegan padres que me dicen: «¿Qué hago con mi hijo adolescente? ¡Está todo el día al teléfono?». ¿Y tú no eres el que le ponías los Lunnis en el iPad cuando tenía un año y medio porque comía mejor? ¿Qué me estás contando? La pantalla no puede ser un aparcamiento, debe ser una herramienta, una herramienta que los padres usen, pero para ellos tienen que formarse, hay que estudiar.

-¿Cómo empezamos?

-Mira dónde están tus hijos, por dónde navegan, mira qué les gusta y qué no; aprende de ellos, adelántate.

-¿Hay que estar con ellos en TikTok?

-Sí, creo que debes estar y, una vez que estás, decides para qué se usa. Pero, primero, deben saber usar el lápiz, escribir con el lápiz, borrar con la goma. Soy la primera que no le pondría nunca a un parvulito un iPad en la escuela. Les damos los iPads en la escuela, pero no educamos en digital. ¿Para qué tiene tu hijo iPad en el colegio, para hacer lo que debería hacer con un cuaderno y lápices de colores? Esto es un error.

-¿Puede el móvil ser un premio?

-No, no debe ser ni un premio ni un castigo. ¡Es como si castigo a mi hijo sin hacer deporte! Si es un premio, tendremos todo el día al niño ansioso con la recompensa. Generamos esa ansiedad por la pantalla que, en principio, queremos evitar.

-Propones un contrato de uso digital familiar, con normas como que el niño debe configurar la privacidad de su navegador y de sus redes sociales con un adulto, no debe crear cuentas a espaldas de sus padres, no comprará cosas sin permiso o contará hasta 10 antes de subir un contenido a la red.

-Sí, es bueno tener un contrato no solo de tiempos (ojo, que existen la adicción y el FOMO, ese miedo a perderse cosas). Hay que sentarse a razonar con ellos, para que entiendan, por ejemplo, el peligro que supone tener perfiles públicos.

-Con un adolescente no es sencillo entrar.

-Ellos también se sienten solos en el mundo en el que están. Yo pienso que no hay mayor gesto de complicidad con un adolescente que decirle: «No tengo ni idea de cómo funciona la plataforma Discord, ¿me lo explicas?».

-¿Qué dirías de los padres que usan el móvil para geolocalizar y controlar al hijo, que leen lo que ponen en sus chats para protegerles?

-Me parece un horror. Una página del libro está llena de la palabra confianza. Es fundamental. Si eres un chaval de 12 o 13 años y te entregan un dispositivo, eso significa, o debe significar, que confían en ti. Te estás entregando las llaves del mundo, esa es la realidad. Los padres deberían actuar con la confianza que esto requiere. Yo a mis hijos no les puse nunca control parental de ningún tipo. La única forma de hacer a los hijos responsables es la confianza. Después hay que observar, hay que hablar, ver por dónde se navega y que no te hagan doble perfil o doble cuenta. La idea de escribir este libro surgió, precisamente, al ver lo desprotegidos que están en el mundo digital, porque de eso no se habla en las casas. Esto es una revolución como lo fue la Revolución industrial, con cambios gordísimos en muy poco tiempo. ¿La consecuencia? Que están solos en el mundo digital. ¿Quién está educando a tus hijos? ¿Quiénes les están influyendo más en su día a día? Y no quiero usar la palabra influencers porque los influencers son en realidad los menos peligrosos... A los chavales nadie les enseña si esa información que les está llegando es verdadera o falsa, a poner en duda si la foto de perfil de alguien es de verdad o es mentira...

-Hay padres que dicen que con el uso de las tecnologías ya se autorregulan ellos...

-¿Y les dejas ir a comprar tabaco? Es mejor que lo subas a Monfero cuando nace y lo dejes como el niño de los lobos, que te lo críe la manada y ya volverá. No. No puedes deshacerte de la educación, tampoco en lo digital. De ahí, esa impresión de que los niños en internet están muy solitos, y dejar a un niño en el mundo digital sin saber qué hace es como dejarle solo en la selva o en la guerra de Ucrania. Hay padres que te dicen: «Yo solo le dejo navegar una o dos horas». ¿Y dónde está esas dos horas? ¿En la guerra? Si, por ejemplo, tienes un hijo menor de edad que en redes sale en una pose hipersexualizada con un perfil abierto y dejando que cualquiera lo vea, con su nombre, y como madre dejas que ocurra sin decir nada, el problema no es del menor, es tuyo. Es como poner un pedófilo a la puerta del colegio. Hay que prevenirlo educando, no tanto prohibiendo. Pero nos pilla a todos con el paso cambiado, por eso esta sensación de que estos chavales están solitos. Yo, como estoy del otro lado, en el digital, veo los agujeros que hay.