La añorada calma de Balbín

FERNANDA TABARÉS DIRECTORA DE VOZ AUDIOVISUAL

YES

María Pedreda

02 jul 2022 . Actualizado a las 20:12 h.

Entre los rituales semanales innegociables, ver La clave era el que proporcionaba resultados más inesperados. Para unas crías en la primera adolescencia, la sintonía inquietante del programa pronosticaba un desastre si tu ambición nocturna de entretenimiento era razonable. Para tu sorpresa, desactivados los bufidos iniciales de protesta sin tener opción a negociar, enseguida te reconocías interesada en lo que aquellos señores hablaban con una tensión cordial que resultaba adictiva. Apenas manejabas información sobre el mundo, pero algo tenía aquel programa que te permitía sobrentender su planta e intuir lo seductores que son los buenos argumentos.

La muerte de Balbín ha servido para conocer la vocación con la que se abordaba el programa con el presupuesto irrenunciable de la pluralidad y la convicción de que los espectadores son seres con una inteligencia razonable que no necesitan trucos para permanecer atentos a la pantalla. Es verdad que La clave triunfó en una parrilla sin competencia, pero, restada la emoción de la nostalgia, resulta llamativo que tantos años después de su emisión, en un presente de teles obesas de contenidos que le inyectan gasolina de reality a las tertulias políticas, tantos echemos de menos La clave, su escaleta pero también su ritmo. Una métrica pausada que contradice la velocidad marca de los tiempos, pero que se recibe con un gusto sorprendente cuando se acude al archivo y se revisitan algunos de aquellos programas. Repasar la lista de los invitados de Balbín apresura una mueca de asombro, de Olof Palme a Noam Chomsky, de Tierno Galván a Severo Ochoa, de Ángel González a Truman Capote. Todo en un contexto político vibrante, lleno de desafíos y de amenazas. Una fórmula de calidad imposible de localizar en la oferta televisiva actual, capaz de sosegar el hambre de unos espectadores que empezaban a vivir en democracia, aunque fueses una cría que avanzaba por su primera adolescencia.