Marchando un bocata de cigalas

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ANGEL MANSO


La taberna A Mundiña de A Coruña incluye en la carta un sorprendente bocadillo de cigalas con una mayonesa aliñada con mostaza y soja inspirado en una experiencia juvenil del propietario del local.

24 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Está bueno. Buenísimo. Aunque hay que decir que a las ocho de la tarde, con el estómago vacío, el bocata lo pueden rellenar de cualquier cosa que te lo zampas. Pero el que me dieron a probar en el restaurante A Mundiña es algo especial porque, además de llevar un producto nada habitual entre panes, tiene una bonita historia detrás. «Cuando yo tenía 15 o 16 años ayudaba a mis padres en su restaurante, el Suso», recuerda el empresario Jesús García, propietario del grupo Amicalia que, entre otros locales, gestiona desde poco antes de la pandemia A Mundiña. El Suso en el que se crio era una marisquería mítica que muchos veteranos recordarán por la abundante variedad de productos de mar y los precios contenidos. Creo que ahora quedan muy pocas marisquerías de ese estilo. Eran otros tiempos. Pues bien, me cuenta que una tarde en la que estaban preparando el servicio de noche le entró el hambre. «Mi padre me dijo que me hiciese un bocadillo y, no sé por qué, en lugar de echar mano del jamón, el chorizo o la Nocilla, fui a por las cigalas», relata. Las peló, las colocó en un trozo de pan, echó mayonesa y... para dentro. «Mi padre no daba crédito, pero sí que recuerdo que nos reímos mucho con la anécdota y es algo que conservo en la memoria. Así nació y murió la historia del bocadillo de cigalas», asegura. Hasta hoy.

EN DOS TROZOS

El primer A Mundiña lo abrieron Rafa Varela, Silvia Facal y Álvaro Ameijenda un 23-F del 2006 en la céntrica calle de la Estrella de A Coruña, que entonces estaba medio muerta. En poco tiempo se convirtió en un restaurante de referencia y la rúa también se fue recuperando. El otro día recordaba con Rafa cuando acompañé a Urbano Lugrís al baño de mujeres para que certificase que un mural que había aparecido en el aseo era de su padre. Ahora este local funciona más como taberna-mesón y el principal está en la Marina. Pero fue en el pionero donde caté el bocata de cigalas que tienen en carta a 9 euros y que sirven partido en dos trozos. «Utilizo un pan de cristal, que apenas tiene miga. La mayonesa la aliño con mostaza y soja y las colas de cigala van salteadas con sal y pimienta. Nada más. Es un bocata muy sencillo, pero ¿a quién no le gusta la combinación?», comenta Silvia, la jefa de cocina. Para ella, que está acostumbrada a bordar un salpicón o una caldeirada y dejar los pescados en su punto perfecto, este tipo de bocadillos los prepara con los ojos cerrados. Pero también cerramos los ojos de placer los que lo comemos.

PRODUCTOS DE LA LONJA

La taberna A Mundiña de la calle de la Estrella ya no tiene la misma carta de hace 15 años, pero sigue conservando el gusto por la calidad y por las cosas bien hechas. Ahora ya no sirven lenguados ni otros peixes de tamaño XL, para eso hay que ir al nuevo local, pero sorprenden con sus minchas o caramuxos, mejillones, xureliños o percebes y camarones si la lonja de ese día fue propicia. Y, por supuesto, ese bocata de cigalas que me supo a gloria en la compañía de Rafa y Silvia y una botella de Almirez de Toro de Bodegas Sierra Cantabria. Después de tantos meses de parón hostelero y de no poder disfrutar de ciertos placeres, se agradecen propuestas como esta.