«Nos juntamos 70 y nos dan las uvas»

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MARCOS MÍGUEZ

EL MEJOR FIN DE AÑO pasa por no cocinar, no comprar y sobre todo ¡no limpiar! Estas dos familias enormes se han unido para no tener que deshacerse cuando no cabían por la puerta del salón. Ahora les sirven la cena, bailan y se toman los churros en el local de debajo de casa, donde les dan las uvas con mucho ritmo. ¿Su lema? «Hay que celebrar»

29 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora mismo muchas familias se cambiarían por los protagonistas de este reportaje. Ahora muchos estarán pensando que el próximo año se van a montar la Nochevieja como hace este grupo de amigos que han superado todos los inconvenientes de ir sumando gente cuando el salón de casa se queda pequeño y las fuerzas para limpiarlo disminuyen. Les presento, de izquierda a derecha, a Antonia, Susana, Edy y Carlos (con barba), que posan con Renata, la encargada de hacer que su Fin de Año sea para repetir, que sonríe junto a su novio, Martín. Renata González es la dueña de O Sibarita, que abrió sus puertas hace tres años y que está justo pegado a la vivienda de Antonia, una vecina que enseguida le echó el ojo a la oportunidad de extender su casa al piso de abajo para celebrar la fiesta de Nochevieja, dado que su familia estaba en ese punto en que no entraban por la puerta, en ese punto en que corrían el riesgo de desunirse para festejar y en ese punto en que se suman muchas necesidades distintas: la de una abuela que a una hora determinada tenía que descansar, la de unos chicos que a la una y pico de la madrugada quieren salir y la de los primeros bebés que llegan a la casa. ¿Qué hacemos entonces? ¿Nos vamos cada uno por su lado y se da por concluida una etapa? ¿O buscamos la mejor solución?, se planteó Antonia. Y ella, claro, buscó la mejor salida para mantenerse unidos. Llegó a un acuerdo con Renata y con otro enorme grupo de amigos a los que les sucedía lo mismo para sumar un número suficiente de personas que consiguieran el objetivo: ¡juntarse para que les dieran las uvas! Y vaya si lo consiguieron.

LA PRIORIDAD, REUNIRSE

Este es el cuarto Fin de Año en que se montan una fiesta de película a la que no le falta detalle. «Nuestra prioridad era estar juntos, pasarlo bien y que todo el mundo se sintiera cómodo -explica Antonia-. Por eso pensamos en reunirnos todos aquí, donde nos dan la opción de servirnos un menú asequible y donde nos permiten estar bailando hasta las 6 de la mañana, sin agobios, en un ambiente en el que nos conocemos todos y todos le ponemos muchas ganas». A su lado, Susana, que forma parte de ese núcleo animoso, es de la misma opinión: «En esta fiesta hay gente que ha cumplido más de 80 y bebés de pocos meses, de lo que se trata es de despedir el año con los que quieres sin que haya malos rollos, aquí eso está prohibido porque nosotros lo que queremos es celebrar». Y si se trata de eso, por cómo me apuntan todos, la música de Edy es la clave. «Levanta a un muerto», señalan a coro. Esa energía de Edy es parte fundamental de un entorno que desde luego ellos se trabajan bien: por lo de pronto ya están montando un flashmob para esa noche por WhatsApp, para que todos lleguen con la coreografía aprendida; todos se pondrán disfraces, y Edy tiene todo listo para el baile. «Yo lo hago por pasármelo bien, tengo una buena experiencia en juergas y para que te hagas una idea, creo que este verano puse música todos los fines de semana en alguna fiesta de amigos, pero no soy un profesional; lo hago porque me encanta ver cómo la gente disfruta». ¿El precio de todo esto? «Pueden ser unos 50 euros por cabeza», explica Renata, que ha convertido su local en toda una referencia festiva y no solo en Nochevieja, porque casi todos los sábados del año tiene algún evento: «En Fin de Año no nos complicamos mucho con la cena, solemos poner pinchos, lacones asados, postres…», además del DJ y del chocolate con churros, que no faltan.

«Para nosotros -apunta Antonia- fue la mejor decisión, ahora cuando se quiere sumar uno o dos más esa noche, sabemos que no hay problema; los amigos de mis hijos se pasan a tomar una copa y sobre todo no tienes que andar rompiéndote la cabeza ni con cocinar ni con comprar ni con limpiar… Solo tienes que enfocarte en pasarlo bien, porque una cosa es cierta: aquí todos somos de fiar, jamás hemos dado un problema a Renata y no tenemos líos para pagar. Por eso llevamos cuatro años celebrando en el piso de abajo», bromea. ¿No les dije que dan mucha envidia? Mamá, desde aquí te lo digo, tenemos que cambiarnos a este plan.