Clara Alvarado: «Me gustan los retos y ponerme a prueba»

VIRGINIA MADRID

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LARDIEZ

Ya sabe lo que es el éxito gracias a su personaje en «La casa de papel», y cada noche recibe una lluvia de aplausos con la obra «El funeral». Clara Alvarado pisa fuerte: «Estoy muy feliz, pero hay que seguir trabajando, este oficio es muy inestable».

04 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Iba para enfermera, pero la interpretación se cruzó en su caminó y decidió dar un giro radical en el guion de su vida: «Aposté por el sueño de ser actriz y aquí sigo al pie del cañón». Fresca, espontánea y con una mirada demoledora, Clara Alvarado (Navalmoral de la Mata, Cáceres, 1990) es una de las actrices jóvenes con mayor proyección de nuestro país gracias a su papel de Ariadna en La casa de papel. «Participar en esta serie ha sido una gran oportunidad. Ojalá sea el inicio de muchos más proyectos interesantes». Inmersa en la gira de la obra El funeral, junto con Concha Velasco, va a por todas: «Me encuentro en una etapa en la que lo quiero hacer todo: comedia, drama, intriga, época. Es el momento de aprender para crecer como actriz». Y confiesa: «Mi fantasma es la inseguridad. A veces me siento pequeñita en un mundo de gigantes».

-¿Cómo estás, Clara?

- Muy feliz. Porque llevo una temporada muy buena de trabajo. Y en este oficio tan inestable eso es un regalo. El 2017 fue espectacular. Tras un par de películas rodé La casa de papel, algo increíble, y ahora estoy inmersa en la gira de la obra de teatro El funeral. A veces, ni me lo creo de lo contenta que estoy. Por eso quiero estar al día de todo, concentrada y aprendiendo mucho para que sigan contando conmigo para próximos proyectos.

-Hablemos de «La casa de papel», la serie de moda y de éxito internacional en la que has interpretado a Ariadna.

-El personaje de Ariadna me cambió la vida. Me seleccionaron a través de un cásting al uso. Por entonces, estaba trabajando de recepcionista en un restaurante para sobrevivir, y mi encargado me ajustaba el horario para que pudiera acudir a las audiciones. Hice dos pruebas y me dieron la noticia mientras estaba en el restaurante. No olvidaré que pedí permiso para coger el teléfono, porque sabía que era algo importante. Y en el almacén, rodeada de latas de tomates y verdura, mi representante me dijo que me habían seleccionado para el personaje de Ariadna. Rompí a llorar de la alegría. Dejé el trabajo y comencé un rodaje alucinante de seis meses. ¡Increíble!

-¿Crees que esta serie te ha dado el empujón definitivo que necesitaba tu carrera?

-Eso espero. La serie en nuestro país ha tenido éxito, pero el impacto a nivel internacional ha sido mucho más importante. El trabajo ya está hecho y ha gustado mucho. Me han llegado a reconocer por la calle por Ariadna. Y no puedo negar que me hace ilusión. Estar ahí ha sido una gran oportunidad para futuros trabajos. Ojalá esto sea el inicio de muchos más proyectos interesantes.

-Ahora estás de gira con la obra de teatro «El funeral», donde compartes escenario con Concha Velasco y Antonio Resines. ¿Qué estás aprendiendo de estos dos grandes actores?

-Es un regalo increíble trabajar con estos dos actorazos. Concha nunca defrauda y está inmensa sobre el escenario. Te transmite el esfuerzo, la perseverancia, la disciplina, la escucha. Y Resines, aunque no haya hecho tanto teatro, está fantástico. Cada nueva función que hacemos es una fiesta en la que disfruto desde el minuto uno hasta que llego a casa. Es un sueño.

-¿Te pellizcas para comprobar que es real lo que estás viviendo?

-A veces sí y es precioso y muy emocionante. En alguna ocasión, estando en la función, «me he salido de la obra» para mirar desde fuera, y tras pellizcarme, me he dicho: «Es real, estoy aquí con esta fantástica obra, este elenco extraordinario, del que aprendo a diario y con un público que está aquí por y para nosotros».

-Ya has saboreado las mieles del éxito. Eso tiene que dar mucho subidón. ¿Verdad?

-Es muy gratificante y muy bonito. Pero no hay que confiarse, porque el éxito, si no se alimenta, se evapora como ha venido. Hay que seguir trabajando día a día. 

-Se te ve muy centrada y con los pies en el suelo.

-Bueno, lo procuro. Este oficio es maravilloso, pero también es muy inestable, y cuando no salen proyectos se pasa mal. Hoy por hoy, puedo decir que aposté por el sueño de ser actriz y aquí sigo al pie del cañón.

-Te arriesgaste y te salió bien. ¿Eres mujer de retos?

-Sí. Me gustan los retos y ponerme a prueba. La verdad es que me siento muy satisfecha del camino recorrido.

-Pero…

-Bueno, a veces me siento pequeñita en un mundo de gigantes. Soy un poco insegura. Ese es mi fantasma. El no estar a la altura de lo que esperan los demás, el no llegar. Eso sí, mi parte fuerte, mi contrapunto, reside en mi entusiasmo, en mi energía, con eso tiro adelante con todo y también en que me entrego al máximo en todo lo que hago.

-Porque que tú ibas para enfermera.

-Eso es. Yo me vine a Madrid en el 2008 para estudiar Enfermería, y al final terminé compaginando la carrera con los estudios de Arte Dramático. Pero nunca he ejercido. Como los principios fueron difíciles, trabajé un tiempo de camarera en un bar de Malasaña para tener ingresos y así poder acudir a los cástings que me iban saliendo.

-¿Y tus padres han estado a tu lado desde que decidiste dedicarte a la interpretación?

-Al principio pensaban que esto de la interpretación era una aventura, lo veían como un juego. Pensaban: «es joven y tiene que probar». Me animaron y conté con su apoyo, pero con la condición de que acabara Enfermería, y así hice. Con el tiempo, se dieron cuenta de que esto de ser actriz iba en serio y que no era algo pasajero.

-Ahora presumirán de hija, ¿no? ¿Han ido a verte al teatro?

-Sí. Están muy contentos y se sienten muy orgullosos de mi trabajo. No hay nada más bonito que encontrarme con su mirada al terminar la función. Nos sobran las palabras. Sus sonrisas y miradas emocionadas lo dicen todo. Les debo tanto...

-¿Hacia dónde quieres enfocar tu carrera?

-Me encuentro en un momento en el que lo quiero hacer todo: comedia, drama, intriga, época. Encarnar a Clara Campoamor sería increíble, pero también sueño con hacer una película costumbrista, tipo El Olivo o Los santos inocentes o, por qué no, una película musical y dar rienda suelta a mi faceta como cantante. Ahora me toca aprender, y todo lo que vaya surgiendo es una oportunidad para crecer como actriz.

-¿Y con qué directores te gustaría trabajar?

-¡Uf! Tantos. Me gustan mucho Isabel Coixet y Carla Simón, pero también Medem, Raúl Arévalo y Bayona.

-¿Qué películas marcaron tu infancia?

-Yo he crecido con Disney y reconozco que me encanta. Ya más mayor, me enganché a las películas musicales como Mamma Mía, Los miserables y Moulin Rouge, donde me entusiasma la interpretación de Nicole Kidman.

-Ya es tiempo de vacaciones. ¿Verano de descanso o de trabajo?

-De descanso. Tras hacer el último bolo de la obra me toca frenar. Tengo un viaje precioso con mis padres a los Pirineos que me apetece mucho y luego al pueblo, a estar con mi abuela y estar un poco en plan introspectivo, conmigo misma, que también es necesario.

-¿Qué tres rasgos te definen?

-Espontánea, alegre y romántica. Bueno, y también impulsiva.

-¿Hacia dónde diriges tus pasos?

-Hacia donde sea feliz y me sienta plena como mujer y como actriz.

-¿Cuál es el último capricho que te has dado?

-Comprarme las películas de Bichos, Coco y Monstruos. Soy fan de Pixar.