Ellos son Ana -una joven de A Coruña que ahora mismo está estudiando un ciclo superior de Comercio Internacional-, y Pancho, su novio, que está trabajando ya en una empresa de ingeniería en Vigo. Él es de A Coruña pero ahora reside allí, ya que fue a estudiar la carrera de Ingeniería de Tecnologías Industriales. Pancho, como en el amor, tuvo mucha suerte, pues acabó sus estudios, hizo un Máster en Ingeniería Industrial, se especializó en Diseño y Fabricación, e inmediatamente empezó a trabajar. Parece que el velero de su vida ha cogido impulso en la dirección correcta, y ¡qué mejor manera que al lado de una compañera tan especial! Su compañera de vida. De verano, de primavera, de otoño y de invierno.
«Todo empezó en una noche de verano cuando mis amigas y yo íbamos al Playa Club, en A Coruña, y nos encontramos con Pancho y sus amigos. No nos conocíamos de nada, pero las risas y las miradas hicieron que esa ilusión apareciese», introduce Ana poniéndonos en contexto. «Esa noche fue el germen que hizo que días después surgiera algo más. Ese algo que muchas veces no sabemos cómo describirlo pero que los dos supimos cómo decirlo, cómo expresarlo. Pancho me agregó al Facebook y empezamos a hablar, pero, claro, nos coincidió un poco mal, porque en verano siempre hay fiestas y yo me iba al Marisquiño con mis amigas», detalla Ana. Aun así, eso no supuso un problema para que la ilusión continuase, y ese ‘no sé qué’ que uno siente se fue consolidando hasta llamarse amor. «Poco a poco los dos fuimos cogiendo la confianza y el feeling que no todo el mundo tiene y que cuando lo encuentras ya no lo quieres dejar marchar», cuenta. Uno no sabe ni cómo, ni cuándo, ni por qué, solamente quién. Ese quién capaz de hacer tanto. «Me acuerdo de un día -explica Ana- que fuimos al cine a ver Del revés, luego estuvimos en la playa y dando un paseo por Arteixo». Todo esto viene porque a Pancho le encanta el mar. «Él hace surf y yo empecé a surfear con él porque el mar es algo que nos une», cuenta ella dejando entrever todo lo que uno puede hacer por amor. «Como vivimos uno en A Coruña y otro en Vigo siempre intentamos ir en coche a sitios diferentes y hacer cosas nuevas», dice.