Se define a sí mismo como un tipo que lucha cada día por desinhibirse y bastante sentimental. Ha sido poco generoso con otros corazones pero está dispuesto a todo si es el amor de su vida. Acaba de publicar «Maldito (Des)amor»
21 mar 2015 . Actualizado a las 09:04 h.Consciente de sus limitaciones, Borja Sémper (Guipúzcoa, 1976) se lanza a la poesía para abordar el amor desde sus diferentes puntos de vista. Pide a la gente que para leer Maldito (des) amor dejen de lado su condición de político, algo difícil hablando de uno de los dirigentes más mediáticos y más deseados.
- ¿Cómo un hombre que acaba de proclamar su amor a los cuatro vientos puede escribir de desamor?
No, no, yo no lo he proclamado.
- ¿Y cómo escribe uno de desamor?
El desamor es la otra cara de la moneda del amor, son indisociables, van unidos y al final hay momentos buenos, malos y regulares, y todo forma parte de nuestra experiencia vital. Solo nos podemos entender hoy con las cosas buenas y malas que nos han pasado ayer.
- ¿Es más fácil escribir de desamor?
Es más fácil escribir cuando uno lo está pasando mal, porque es una manera de expulsar demonios, de expulsar sentimientos que necesitas que salgan de ti, y siempre es más agradecido escribir cosas crudas, llega más. Está escrito en un período de tiempo en el que me han pasado cosas malas, pero también me han pasado cosas buenas.
- Dices que no es un libro autobiográfico, pero hablas de experiencias que nos han pasado a todos...
Sí, este libro está hecho sin pretensiones. Yo no soy poeta, lo que soy es un tipo al que le pasan cosas y decido contarlas. Soy un tipo que tiene amigos, que tiene un entorno como cualquier persona.
- No es fácil escribir poesía, ¿por qué lo has hecho?
Siendo consciente de mis limitaciones, lo primero que tenía muy claro cuando me puse a escribir es que tenía que huir de un intento de hacer poesía muy rebuscada o con florituras. Es una poesía directa, muy actual, que deja lo accesorio para ir a buscar el sentimiento. Empecé a colgar pequeños poemas en Instagram para chequear la reacción de la gente, fue buena y a partir ahí me lo empecé a pensar en serio, y una amiga editora me animó y tuve una muy buena respuesta por parte de una editorial pequeña y muy osada.
- Es raro que un político hable tan abiertamente de amor...
Es raro porque los políticos tendemos a protegernos en exceso, y esa sobreprotección a la que nos sometemos nosotros mismos hace que parezca que los políticos somos marcianos, y los políticos somos gente a la que le pasan cosas. A mí la política me apasiona, me la tomo en serio, pero creo que se puede hacer de una manera desenfadada, lo que también creo es que, si tenemos más inquietudes y a alguien le puede interesar, ¡contémoslas! Porque esto también ayuda a acercar la política a la gente. Yo creo que el político que no tiene inquietudes, que solo hace política, no hará bien su política.
- Di tú que la política no es para siempre, ahora además ya sabes que te puedes dedicar a otra cosa...
[Risas]. La política es circunstancial y los sentimientos te acompañarán a lo largo de la vida. Mañana igual dejo de estar en política, pero seguiré sintiendo cosas. No sé si seré escritor, si me dedicaré al punto de cruz o a ser abogado, pero la vida no empieza ni acaba en la política.
- Por escrito tienes facilidad para expresar tus sentimientos, ¿a la cara también?
Lo voy superando, yo soy muy pudoroso aunque no lo parezca, y soy celoso de mi intimidad y de mis sentimientos, pero la poesía te da una coartada magnífica para contar algo con el amparo de que puede ser ficción o no. En mi vida privada lucho cada día por desinhibirme, pero soy un tipo bastante sentimental.
- Uno de los poemas dice «Quiero hacer algo excepcional por ti: / adiós».
Este es uno de los que más llama la atención y más está gustando. Yo creo que a veces nos atamos a relaciones personales que están muertas y que lo único que nos provocan es daño, con lo cual cuando uno de los dos decide poner fin está haciendo un favor. A veces decir adiós es un acto de generosidad.
- ¿Te han dicho adiós muchas veces?
[Risas]. Me he encontrado, como todo el mundo, con gente que es generosa y con gente que no lo es tanto. Yo he sido a veces poco generoso. Todos hemos hecho daño y a todos nos han hecho daño.
- El guapo más popular, el dirigente más deseado por encima del rey, y ahora escribe de amor... Toda una provocación.
Es un ejercicio de libertad. Yo soy consciente de que soy un blanco fácil para que me etiqueten, para que incluso algunos puedan frivolizar sobre la literatura. Soy consciente de que vivimos un momento donde parece que los políticos tienen que ser de un perfil determinado, con una estética determinada... Yo siempre he huido de eso, yo siempre he hecho política con libertad, y lo máximo a lo que aspiro es a que nadie dude de mi honestidad, luego se puede estar de acuerdo o no, pero que la gente vea a un tipo honesto, y creo que eso lo expreso bien con libros o con poesía. Sé que soy un blanco fácil porque algunos aprovecharan que he escrito poesía para atacarme porque soy del PP y político, y otros me aplaudirán por ser del PP y político. A mí lo que me encantaría es que quien se acerque a estos poemas lo haga intentando abstraerse de mi condición de político.
- ¿Eres como un «indie» en el PP?
Yo creo que la política está plagada de singularidades y lo que sucede es que hay quienes nos atrevemos a manifestarlas y quienes no, por eso yo creo que la política está necesitada de autenticidad, que se traduce en que respondamos a todo, en que no engañemos, y a que seamos honestos. Yo sé que sorprende mi perfil a veces, pero más me sorprende a mí que sorprenda. Sería bueno que humanizáramos la política.
- ¿Eres muy optimista, verdad?
Sí, soy un tipo que sobre todo soy muy luchador, y esto empuja mucho.
- Ya que estamos hablando de libros, ¿hay algún libro que le recomendarías a Pablo Iglesias?
Sí, La rebelión de Atlas, de Ayn Rand, habla de una sociedad intervenida y de la necesidad de que sea más libre.
- ¿Hasta qué punto estás dispuesto a luchar por el amor de tu vida?
Haría cualquier cosa que no suponga la pérdida de mi dignidad.