70 edificios del Casco Vello reciben tratamiento contra las termitas

María Jesús Fuente Decimavilla
María jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

La plaga se detectó en Bouzas, Elduayen , Marqués de Valladares, Montero Ríos y Teis

12 jul 2018 . Actualizado a las 19:19 h.

La plaga de las termitas acecha a los inmuebles de los barrios antiguos y con el de Vigo se está cebando. Solo la empresa Agronerga ha actuado en setenta edificios del Casco Vello, tanto de la zona alta como de la baja. En la primera trabaja en los inmuebles del consorcio, dedicado a la rehabilitación, mientras que en la zona baja trata construcciones particulares y también edificios públicos. Entre estos últimos figuran el Centro de Visitantes del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, ubicado en el edificio Cambón. «Lo tratamos con cebos con diflubenzurón, un inhibidor de la síntesis de la quitina en el tegumento del insecto. Evita que las termitas juveniles pasen al estado adulto, con lo cual no hay individuos de reemplazo, quedan todos juveniles», explica Alberto Rilo, ingeniero técnico agrícola de la empresa. En este caso lleva haciéndolo hace tres o cuatro años y en la actualidad se limita a revisar que los cebos estén en el estado adecuado. «Ahora ya no tiene termitas, pero hay que revisarlo periódicamente, en un día se hace», añade. Además, en el edificio de enfrente hubo hace años un problema y ahora se revisa para que no vuelva a suceder.

También han pasado por el mismo tratamiento el Centro de Artesanía Tradicional y la Biblioteca Central.

Aunque los sitios preferidos de las termitas son los barrios antiguos del Casco Vello y Bouzas, donde la madera predomina en los edificios antiguos, la plaga también ha llegado en mayor o menor medida a otras zonas de la ciudad como Elduayen, Marqués de Valladares, Montero Ríos y Teis, según constata el técnico de Agronerga. Lo más habitual es encontrar la termita en inmuebles viejos, pero se puede dar el caso en edificaciones rehabilitadas. «Es mucho más difícil, son casos especiales, porque normalmente se adoptan medidas previas, hay protectores para poner en los edificios antes de rehabilitarlos y ya se están tomando todas esas medidas», indica el ingeniero.

El tratamiento con cebos es considerado el más eficaz «porque lo elimina todo», pero también existen otros con válvulas que no pueden llegar a todos los rincones.

El precio del tratamiento varía mucho en función de las dimensiones del edificio, lo afectado que esté y el número de estaciones de cebo que sea necesario aplicar. «Hay que hacer una inspección, ver cuántos cebos son necesarios y comprobar hasta qué punto están afectadas todas las vigas estructurales. Son muchos factores. Además, no es un tratamiento para un año, sino para cuatro, y cada vez tiene un coste en función del área, consumo... A lo largo de todo el proceso de mantenimiento un edificio puede costar unos 4.000 euros», indica Alberto Rilo.

Sobre la posibilidad de que haya riesgo de hundimiento, opina que es difícil, solo si se abandona totalmente. «Antes de eso las termitas avisan, se ve la madera desconchada, de otro color, las termitas reproductoras volando en primavera a centenares... Se tiene que pasar mucho del tema para que ocurra eso porque no pasan inadvertidas», añade. En general, detecta que la gente es responsable y que cuando empieza el tratamiento lo acaba. A veces lo hace por indicación de un carpintero, que avisa del ataque de xilófagos.

Los insectos se llegan a colar entre muros de piedra con argamasa hasta la madera

La termita tiene muchas tretas para llegar hasta la madera. «Ahora colocan madera sintética que lleva una pequeña cantidad de madera auténtica y también la atacan. En las casas antiguas que tienen muros de piedra con argamasa suben por ahí y llegan hasta la madera, a los zócalos, entran y se lo van comiendo todo», explica Alberto Rilo.

Advierte que a diferencia de la carcoma, las termitas viven en comunidad, son insectos sociales, cada una tiene su función dentro de esa comunidad, la reina, el rey, obreras, reproductoras... Sin embargo, las carcomas no. Pone huevos el adulo y cada uno es individual.

La plaga de termitas no surge de un día para otro. De hecho, en el Casco Vello ya hubo una campaña a finales del 2016 promovida por el consorcio. De un total de 128 edificios inspeccionados en la zona alta se detectó la presencia de termitas en 31. Normalmente eran inmuebles abandonados, aunque también se encontraron en alguno rehabilitado en la calle Abeleira Menéndez. Incluso se dio el caso de uno con estructuras de hormigón.

La prevención no es nada fácil teniendo en cuenta que las inspecciones tienen que correr a cargo de personas muy cualificadas con cursos sobre madera y otros específicos para la detección en los cascos urbanos. «Hay que prepararse un poco y tener experiencia, saber detectarlas y diagnosticarlas por los signos que presentan las estructuras de madera. A veces parecen hormigas aladas y no lo son. Por el contrario, son termitas reproductoras. La gente las confunde», advierte el ingeniero.