La raia se difumina a distintas velocidades

carlos ponce VIGO / LA VOZ

TOMIÑO

XOAN CARLOS GIL

Tomiño y Cerveira son la avanzadilla de los municipios transfronterizos que comparten servicios

25 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La raia entre Portugal y Galicia es cada vez más imperceptible. Sobre todo atendiendo al movimiento de personas entre ambas orillas del Miño. Cada día, centenares de vecinos de Tui, Tomiño, A Guarda, Salvaterra y Arbo se trasladan, respectivamente, a Valença, Vila Nova de Cerveira, Caminha, Monçao y Melgaço, y viceversa. En apenas cinco minutos llegan a otro país para disfrutar de sus instalaciones y servicios.

Las piscinas de Monçao y Valença, por ejemplo, tienen un porcentaje mucho mayor de clientes gallegos que portugueses. «Máis do 70 % dos nosos usuarios veñen de Salvaterra, Ponteareas, As Neves, O Porriño... incluso algún de Pontevedra», asegura Lía Magallanes, empleada de la piscina municipal de Monçao, que debido a la multitud de niños gallegos apuntados a sus actividades ha llegado a tener una lista de espera de hasta seis meses.

Otro ejemplo. El conservatorio de Tui también tiene un alto porcentaje de alumnos procedentes de Portugal. Y lo mismo ocurre con la escuela de música de Tomiño. «Eu levo a toda a miña familia á piscina de Valença», asegura el alcalde de Tui, Carlos Vázquez Padín. Cada municipio gestiona sus propias instalaciones, pero los usuarios del país vecino ayudan a financiarlas con sus aportaciones.

Pese a este importante trasvase de personas entre un lado y otro, todavía queda mucho por hacer en lo que respecta a servicios compartidos y proyectos comunes. Y hay distintas velocidades. Arbo y Melgaço, por ejemplo, apenas comparten iniciativas por el momento, más allá de algunas culturales y deportivas. El regidor arbense, Horacio Gil, no obstante, aspira a poder compartir servicios con la villa lusa en un futuro próximo. Lo que sí se está produciendo entre ambos concellos es un enorme trasvase familiar. «Cada vez hay más parejas compuestas con un miembro de cada municipio, lo que ayuda a que muchas familias tengan componentes arbenses y de Melgaço», asegura el regidor.

En el otro lado de la balanza se encuentran Tomiño y Vila Nova de Cerveira. Son los que más han avanzado en sus relaciones. Y más que lo harán. El puente peatonal que unirá ambos municipios será un paso más. «A idea é que esté listo dentro de catro ou cinco anos», asegura la alcaldesa de Tomiño, Sandra González. La propuesta que más ha convencido hasta el momento es el paso de 300 metros de longitud con forma de ese planteado por el arquitecto luso Álvaro Siza, cuyo presupuesto asciende a 3,3 millones de euros. Si finalmente resulta la ganador entre las tres propuestas finalistas, se le dará un plazo de un año para desarrollar el anteproyecto. Luego, Tomiño y Cerveira buscarán financiación en las instituciones europeas.

Pero, más allá de este gran proyecto, ambos municipios están en plena vorágine de colaboraciones. Entre los numerosos proyectos destaca la presencia de dos valedoras transfronterizas que defienden los derechos de los vecinos de los dos lados de la raia. Otra de las iniciativas más destacadas son los presupuestos participativos, que plantean ideas tan interesantes como la implantación de oficinas de consumo transfronterizas para atender las demandas de los consumidores.

La eurocidade Salvaterra-Monçao sigue en una fase muy inicial. Como reconoce el presidente de la cámara municipal lusa, Antonio Barbosa, «todavía no hay una relación próxima, aunque nuestro objetivo es compartir todos los servicios». Además de compartir instalaciones como la piscina municipal de Monçao, destaca el tren turístico transfronterizo que comenzó su andadura hace casi tres años y que ha ido ganando adeptos con el paso del tiempo.

Respecto a Tui y Valença, la pionera eurocidade es, de momento «más decorativa y simbólica que real». Así lo asegura el regidor tudense, Carlos Vázquez Padín, que denuncia que los obstáculos burocráticos para poder compartir servicios conjuntos son enormes. Las trabas legales frenan todavía la cooperación.

A Guarda y Caminha buscan alternativas a un ferri poco funcional y aspiran a ser paisaje cultural de la Unesco

 

A Guarda y Caminha son conscientes de que no conseguirán una eliminación completa de sus fronteras hasta que estén adecuadamente comunicadas. El ferri, que lleva más de veinte años en funcionamiento, no es todo lo funcional que podría ser. Los horarios cambian en función de las mareas y en muchas ocasiones no pueden realizar algunos trayectos porque el río acumula gran volumen de arena.

«Necesitamos buscar fondos para facer un estudio técnico para conseguir unha comunicación sostible entre Caminha e A Guarda para o futuro. Xa sexa outro barco, un túnel, unha ponte... O ferri ten os días contados», asegura el alcalde de A Guarda, Antonio Lomba. Este estudio técnico que aporte posibles soluciones se solicitaría en el marco del proyecto Smart Río Miño mediante fondos europeos.

«Non temos unha administración nin servicios compartidos porque non estamos comunicados. Estar separados é un erro», se lamenta Lomba. Esa falta de un puente internacional, no obstante, no impide que ambos municipios organicen actividades conjuntas. Sin ir más lejos, una representación de Caminha y otra de A Guarda, con los alcaldes incluidos, realizaron de forma conjunta el Camino de Santiago e incluso siguieron itinerario hasta Fisterra.

Otro de los proyectos más deseados por ambos municipios es conseguir que el estuario del río Miño entre en la lista indicativa para que sea declarado paisaje cultural de la Unesco.