Las rosquillas de la fiesta ya son «online»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

GONDOMAR

M.MORALEJO

Rosa es la matriarca de las famosas Cristaleiro, de Gondomar, que al quedarse sin eventos lúdicos viven uno de los peores veranos de su historia y tratan de paliarlo incorporando la venta por Internet

23 jul 2020 . Actualizado a las 08:07 h.

En el sur de Galicia no hay fiesta si no hay rosquillas. Cualquier evento lúdico o religioso en el que no exista la posibilidad de volver para casa con un paquete de rosquillas bajo el sobaco, es un paseo fallido. Será fiesta, pero no es redonda. Para ello existe una cadena de vendedores apostados en tenderetes que se montan en un pispás con cuatro palos, una lona y un faldón de publicidad que derrocha colores.

Rosa Cristaleiro es la matriarca de una de las empresas más famosas del gremio, asentada en Gondomar desde 1941. En realidad no se apellida como las célebres roscas dulces, sino Álvarez Álvarez, pero ya ni se molesta y ostenta con orgullo el mote familiar propiciado por su abuelo que llegaba en un caballo enorme desde el lugar de Cristelos, en Tomiño, a la población gondomareña de Couso donde antes estaban asentados. «Mis apellidos no cuentan», afirma.

Ella tiene ahora 68 años y lleva 52 de experiencia a sus espaldas, porque era casi una niña, con 16, cuando se tuvo que incorporar a la vida laboral y además ayudar en casa, tras la temprana muerte de su padre, Manuel Álvarez Alonso, cuando tenía solo 50. «Quedamos mi madre, Dolores Álvarez Torres, mi hermano, con 10 años y yo y no teníamos mucha elección. Había que seguir adelante. La vida te obliga, no puedes escoger», reflexiona para a continuación dejar claro que en absoluto le ha pesado su destino: «Trabajo en lo que me gusta, es muy satisfactorio y la gente nos lo demanda. De hecho sigo en activo porque lo disfruto», recuerda.

Pero lo que sí le pesaría sería perder la fama que han tardado tantos años en labrar. «Quiero que sigamos trabajando como hasta ahora, pensando más en la calidad que en el dinero», asegura. Sus hijos (Miguel, Marcos, Toño y Gabriel) están integrados con ella en la empresa y el relevo está garantizado: al menos para una generación más», afirma, satisfecha.

Un verano «normal», en Cristaleiro no tendrían ni tiempo para contar con calma su pasado, pero el estío del covid-19 les ha dejado mano sobre mano, o casi. Para Rosa es difícil de calcular la producción diaria, pero sí sabe que la fabricación de estos meses no alcanza ni el 10 % de la habitual, que les ha abocado a un ERTE. «Es un proceso muy complicado, artesano y corte con molde manual, que te hace pararte en un proceso para ponerte con otro. En jornadas fuertes podíamos hacer más de 3.000 paquetes en un día», asegura. Pero a grandes males, grandes remedios. ¿Que no hay fiestas ni procesiones ni romerías? Pues ya importa algo menos, porque las rosquillas ya ruedan online en su web rosquillascristaleiro.com

Por ahora no se puede acceder en compra telemática a toda la gama de productos que elaboran, -que incluye magdalenas, muffins, tortas y tartas de Santiago-, pero sí a los tres básicos, que son la rosquilla de hojaldre, la clásica y los recortes de hojaldre. «Incorporamos artículos según la sociedad los va demandando y si aún no están todos en venta en línea es porque estamos buscando el mejor envase para los envíos», aclara. En tienda física solo se pueden comprar en su fábrica en el casco urbano de Gondomar y en una frutería en el Mercado de As Travesas en Vigo. Recuerda con cariño a los niños de colegios a los que hacen precio especial para que los chavales vendan y saquen ganancias para los viajes de fin de curso. Cristaleiro tiene tanta solera que Rosa no sabe exactamente cuándo se fundó. La documentación más antigua que conservan es de 1814. «Según mis recuerdos la levantó mi abuelo, siguió mi padre y luego mi madre y yo, pero viene de más atrás», sospecha añadiendo que su abuelo era carpintero «pero en casa había una panadería y una tienda de aldea, era el hombre de la familia y tuvo que meterse también a eso», concluye expresando el deseo de que las fiestas «vuelvan cuanto antes porque son parte de nuestra economía y de nuestra cultura».

 Un poco de historia

 El santo proceso. Las rosquillas originales de Cristaleiro, su receta tradicional, eran las que llama «las blancas, que empezaron siendo conocidas como ‘las de mojar en vino tinto’ y ahora son ‘las del desayuno’», pero recuerda otras que se dejaron de hacer porque no aguantan bien el transporte y mermó su demanda: unas de hojaldre con picos y las de aguardiente. La rosquilla estrella es la de hojaldre con baño de agua, azúcar y miel, aunque advierte un repunte de la blanca, más seca, bañada en agua, azúcar y anís. La masa solo lleva harina de trigo, agua, sal y margarina vegetal. «Y el santo y lento proceso», resume.