Xosé Castro: «No soy pájaro de jaula y alpiste»

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

A CAÑIZA

El diseñador Xosé Castro en casa de su amiga y mentora María Moreiras, en Gondomar
El diseñador Xosé Castro en casa de su amiga y mentora María Moreiras, en Gondomar XOAN CARLOS GIL

En el 2008 el gallego se convirtió en el segundo español, tras Manolo Blahnik, en vestir a Sarah Jessica Parker en «Sexo en Nueva York». Hoy vuelve a sus orígenes y tras triunfar en pasarelas de medio mundo ha fijado su residencia, y su nuevo estudio, en A Cañiza

26 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Por heterogéneo, el currículo de Xosé Castro es inabarcable, como su fuerza y personalidad. Este diseñador de A Cañiza (1971) toca todos los palos de la moda, una trayectoria que tanto resume con poesía —«no soy pájaro de jaula»— como con humor —«soy un diseñador 360, que diría Paquita Salas»—. En el 2008 alcanzó fama mundial después de vestir con unos vaqueros baggy (holgados) al personaje de Carrie Bradshaw, célebre por Sexo en Nueva York, que lo convirtió en el segundo español, tras el zapatero Manolo Blahnik, en participar en un proyecto audiovisual que fue una referencia de estética y moda; en su caso, además, la propia actriz, Sarah Jessica Parker, pidió poder quedarse los vaqueros, que después paseó por las calles de la City.

Aunque este hito impulsó su carrera, Castro no era una novato para entonces. Natural de A Cañiza, educado en Londres en el prestigioso Royal Collage of Arts y radicado en Barcelona, el diseñador había sido director creativo de Miró Jeans y era una de las mentes pensantes de Desigual. Aquellos vaqueros que tanta fama le dieron pertenecían a su primera colección personal, Dead Bird. En Galicia fue conocido en el 2000, cuando obtuvo el Premio Tesoiras al mejor diseñador joven y quiso trabajar con María Moreira, una referencia en la moda gallega.

Noticia sobre los vaqueros de José Castro de los que se encaprichó Sarah Jessica Parker con un fotograma de la película como fondo
Noticia sobre los vaqueros de José Castro de los que se encaprichó Sarah Jessica Parker con un fotograma de la película como fondo

Preciosista y barroco en las formas que dan empaque a tejidos sencillos, los diseños que Castro son alabados en Cibeles y mostrados en Vogue, Telva, Marie Claire y muchas revistas más. Él explica esta forma de entender la moda con su peculiar forma de pensar: «Mis padres y abuelos tenían restaurante, y yo soy exagerado, me gusta la fartura».

Pero si algo caracteriza a este investigador de la moda, es que no puede ser encasillado. «Soy un 5 y según la numerología, me gusta la aventura», dice el diseñador y por eso le gusta «trabajar con tantos códigos diferentes». Desde el 2010, por ejemplo, destacan estas paradas en su currículo: ha tenido colaboraciones periódicas (no diseñando solo ropa, también joyas, sombreros, cinturones o hasta vino) con Kukuxumusu, Planeta, Carnoá, Cruzcampo, Marchon, Caramelo, Tous, Desigual, Cubic, Surkana, Barada... Abrió dos espacios propios en El Corte Inglés. Es director de arte de los trabajos de fin de grado en el Istituto Europeo di Design (IED), en Barcelona y profesor de proyectos en el máster de moda de la Universidade de Vigo. Ha desfilado en Valencia, Barcelona, Marsella y Ginebra. Y ha trabajado con Only China. Precisamente esta última fue una experiencia singular: diseñar para un gigante que atiende un mercado de cientos de millones de personas es todo un reto, y le permitió haber vivido un cambio de tendencia: «Hasta hace año y medio las jóvenes en China estaban ansiosas de seguir el código parisino del lujo, pero desde una versión algo infantil, naif, pero han cambiado, ahora están descubriendo otras posibilidades».

«Las redes sociales te dan una libertad que valoro»

Abierto a todos los cambios, Castro defiende el chándal como el nuevo denim, un tejido que conoce muy bien de su tiempo en Miro Jeans. «Me gusta trabajar con cosas nuevas», reconoce. E Instagram como camino para compartir moda: «Las redes sociales te dan una libertad que valoro mucho, y pasas del anonimato a ser conocido sin esos procesos tan caros y complicados que había».

Xosé Castro, diseñador
Xosé Castro, diseñador XOAN CARLOS GIL

Las acrobacias organizativas de Xosé Castro se paralizaron en marzo del 2020, justo cuando empezaba una colaboración con Quart Textil —una empresa española que ofrece tejidos reciclados y orgánicos a los diseñadores, así como productos y servicios de moda—, una revisión de la deslocalización de servicios: «La producción la tenemos en 4,5 semanas, sin aranceles». También le ha surgido una colaboración —esta totalmente desinteresada— con María Moreiras en Cabo Verde, un proyecto del que todavía no puede hablar.

Pero sobre todo este 2021 es importante para Xosé Castro porque ha decidido volver: «Con el segundo confinamiento decidí volver a mi tierra. Dejo Barcelona y abro un estudio en A Cañiza». De la pandemia ha aprendido varias cosas, por ejemplo trabajar a distancia no solo es posible sino incluso positivo, y que no hay nada como «pisar la tierra con los pies descalzos». Por eso regresa al que siempre fue su hogar —nunca ha dejado de presumir de Galicia— y en septiembre concluirá el proceso. «Algo nos ha dicho ‘‘respira’’. Fala cos teus. Mira onde estás. Isto é o que es. Formas parte de un ciclo y estás dañando el mundo». El lujo, apunta, es «utilizar lo que tienes cerca» y «Galicia es sobre todo producto».

Para él esta tierra ofrece «frescura e saúde», y le maravilla el orballo como símbolo de ello. No sabe cuál será su siguiente parada, pero está dispuesto a aceptar nuevas colaboraciones y en la charla —profusa, estimulante y muy divertida— se cuela el entroido: «Cuando enseño por el mundo fotos de peliqueiros, pantallas o cigarróns, mis amigos me dicen: ‘‘¡Esto es África’!’’. Y yo les contesto: ¡No!, es Galicia, es mi tierra''».