El aeropuerto de Oporto multiplica por quince el tráfico de Peinador

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

VIGO

Lorenzo

Supera por primera vez los 15 millones de pasajeros, pulverizando su marca previa al coronavirus

05 ene 2024 . Actualizado a las 01:07 h.

Nueva marca histórica para el aeropuerto de Oporto. El Francisco Sá Carneiro ha dejado atrás definitivamente los efectos de la pandemia pulverizando el récord de pasajeros que había establecido en el 2019, antes de la explosión del covid. Si entonces cerró el año con 13,1 millones de viajeros, en el ejercicio recién culminado la terminal lusa ha superado los 15 millones de usuarios. Son 2,4 millones más que en el 2022 e incluso más de 9 millones que en el 2021, cuando la crisis sanitaria aún impactaba de lleno en el sector aéreo.

El crecimiento del aeropuerto de Oporto, gestionado por el grupo francés Vinci, se sitúa ligeramente por encima del previsible porcentaje de incremento de la red aérea gallega, que marcará en conjunto también el mejor ejercicio de su historia con unos 6 millones de pasajeros entre las tres terminales. A la espera del balance oficial de Aena, se estima un crecimiento en la red gallega de algo más de un 14 % respecto al 2019, mientras que el Sá Carneiro lo ha hecho en un 16 %.

La diversificación en las rutas internacionales, con una apuesta por las intercontinentales, es clave en el nuevo récord portugués, que intensifica su papel de referente para el noroeste en viajes al extranjero, haciendo competencia incluso a la opción de Madrid en los vuelos a Norte América y parte de África. En todo caso, la gran pata en la que se asienta la terminal del norte portugués, sigue siendo el mercado europeo, con las principales capitales como referente de conexión, además de una gran capilaridad con los principales destinos de la emigración lusa.

El aeropuerto de Vigo, que cerrará el recuento del 2023 con cerca de 1,15 millones de pasajeros, es multiplicado así prácticamente por quince por la segunda terminal aérea lusa, situación normal al tratarse precisamente de la primera pista de un país tras la de su capital, lo que lo hace incomparable con un aeropuerto de servicio para un ámbito territorial más reducido como es el del sur de Galicia. Aún así, en el 2007, el mejor año de Peinador, la distancia entre el aeropuerto de Vigo y el de Oporto era de solo 2,5 millones, en lugar de los 14 millones actuales. La terminal viguesa volverá con su rendimiento del año pasado a la senda del millón de pasajeros después de cuatro temporadas, hito que habrá conseguido diez veces en los setenta años de historia que cumplirá este año.

Doble récord

El 26 de diciembre, fecha en la que el Sá Carneiro superó los citados 15 millones de pasajeros, también batió el récord de operaciones en sus pistas, con más de cien mil en un mismo ejercicio. Durante el 2023 desde el aeropuerto de Oporto fue posible volar de manera directa a 106 destinos con una treintena de aerolíneas, cifra alcanzada después de sumar 17 nuevas rutas a lo largo del año en un progresivo crecimiento en su oferta tras recuperar parte del mapa perdido con la pandemia.

Ryanair echa el freno en el Sá Carneiro, que intensifica su vista hacia América

Ryanair, el cimiento sobre el que ha construido su crecimiento el aeropuerto de Oporto desde la remodelación con la que afronta su expansión desde inicios de siglo, ha amenazado a la dirección del Sá Carneiro con reducir sus frecuencias en la próxima temporada aérea de verano en respuesta a la subida de las tasas aeroportuarias del 17 % que ha entrado en vigor con el nuevo año. La compañía irlandesa planea programar un recorte del 40 % en las frecuencias de sus bases de Oporto y Faro, mientras acusa a Ana, el operador aeroportuario luso que se sitúa por encima del Grupo Vinci, de perjudicar la recuperación del mercado aéreo e ir contra la política impositiva de las principales terminales europeas.

La dirección del Sá Carneiro tiene ahora la vista puesta para seguir creciendo en el tráfico intercontinental, con Estados Unidos como eje principal, y con Nueva York y Bostón como referente, además de Toronto, en Canadá, focos de la emigración lusa.