Salvan en Vigo a un hombre con un tumor de 18 centímetros entre el riñón y el corazón

VIGO

Los médicos del Cunqueiro descubrieron el cáncer de manera casual
04 mar 2022 . Actualizado a las 01:05 h.Un equipo de sanitarios del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo logró extirpar recientemente un tumor de riñón que se había extendido hasta dentro del corazón a través de los vasos sanguíneos del paciente. En su extensión máxima, la masa cancerosa medía 18 centímetros. Fue necesario extirpar el riñón derecho, insertar varias prótesis en la vena cava y abrir el corazón, todo ello con el objetivo de eliminar por completo todas las células cancerosas. La intervención se ejecutó el 28 de diciembre en el Cunqueiro. El paciente ya ha acudido a revisiones desde entonces y se encuentra bien.
El hallazgo del cáncer fue casual. El hombre, de 64 años, ingresó en el Cunqueiro en diciembre por otra causa, probablemente relacionada con esta enfermedad. No se sabía qué le pasaba. Para poder diagnosticarlo, se le hicieron pruebas de imagen. Ahí apareció el enorme tumor. Un equipo de médicos de varios servicios se reunió en varias ocasiones. Se hicieron muchas pruebas y preparó la intervención. «La cirugía era la única oportunidad, era eso o nada», reflexiona el urólogo Benito Rodríguez, que coordinó la actuación quirúrgica. El médico reconoce que la intervención era de alto riesgo y que ni el propio equipo estaba seguro de que fuese a resultar exitosa. La misma mañana de la operación se reunieron de nuevo para volver a revisar el plan, sin la certeza de qué encontrarían.
Porque el tumor lo había invadido todo. Estaba en el riñón, pero había ido subiendo por el cuerpo. Se había desplazado a través de la vena cava, una de las principales del cuerpo, que recorre el centro del tronco de arriba abajo como una gran tubería distribuidora. Había invadido la pared de esta vena, se había extendido por los vasos que comunican con el hígado y había entrado también dentro del corazón, en concreto, en la aurícula derecha, que es la cámara por la que entra la sangre a este músculo encargado de bombearla a todo el cuerpo. La extensión de la masa ponía al paciente en una situación límite.
La operación consistió en extraer el riñón y después ir limpiando el tumor por toda su extensión. Una de las grandes afectaciones era la de la vena cava. Allí, la lesión había formado un trombo y, además, las células cancerosas habían invadido las paredes de la propia vena, algo que se considera una señal de mal pronóstico. Esto obligaba a reemplazarla, porque si no, en el futuro se podría reproducir la lesión. «Hubo que cortar segmentos y sustituirlos por pericardio bovino», explica el urólogo. Se refiere a prótesis construidas con tejido del saco que envuelve el corazón, en este caso de vaca, un material habitual en las prótesis de las cirugías cardíacas.
Muy infrecuente
Rodríguez pone la cirugía en su contexto: «No es un caso único ni somos los primeros que hemos hecho una operación así, pero sí es muy infrecuente», dice. Los más veteranos de los hospitales recuerdan solo un par de casos similares, con un crecimiento tan vasto de la masa tumoral.
La intervención duró ocho horas. Participaron especialistas de urología, cirugía vascular, cirugía general, cirugía cardíaca y anestesiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi), además de personal de enfermería, perfusionistas y celadores. Los servicios de radiología (y en concreto radiología intervencionista) y cardiología también participaron. Un equipo de casi veinte personas, ocho de ellas médicos.
La intervención fue diseñada cuidadosamente con un guion de tiempos, para que estuviese claro cuánto tenía que intervenir cada cirujano. Después de extraer el riñón, operaron con circulación extracorpórea: se libera al corazón de la función de bombear la sangre y ese trabajo lo hace una máquina. Mientras, los cirujanos pueden operar la vena cava e incluso abrir el propio corazón.
Superado el hito médico, la vida continúa. Han pasado ya dos meses desde la intervención y Benito Rodríguez, que se encarga del seguimiento del paciente, dice que está «sorprendentemente, muy bien». En principio no va a recibir ningún tratamiento oncológico. El comité de tumores urológicos del Chuvi evalúa su caso y ha planteado que se le hagan chequeos que de momento van a ser trimestrales, aunque si evoluciona bien, en el futuro se espaciarán.