La tercera dosis tiene prisa

VIGO

M.MORALEJO

La sexta ola crece y no se sabe si la vacunación de refuerzo contra el covid la frenará; ya nadie se para a reposar tras el pinchazo

20 nov 2021 . Actualizado a las 01:56 h.

Se respiraba cierta reverencia en el Ifevi en el mes de abril. Aquello de recibir una vacuna parecía una experiencia casi esotérica. «¡No he notado nada!», comentaban muchos, como sorprendiéndose de que ese pinchazo, que parecía la anhelada salida de la pandemia, fuese tan inocuo. El fin a todos los confinamientos, restricciones y miedos por el coronavirus parecía ser un roce apenas perceptible, casi místico. Había costado tanto llegar hasta ahí, que la experiencia de acudir a vacunarse era lenta, ceremoniosa y llena de sentimiento. Las enfermeras recomendaban a los pacientes que se sentasen durante quince minutos después de la inyección y esperasen, por si había reacciones. Había al menos dos centenares de sillas y la gente las ocupaba pausadamente, hablando con sus familiares, haciéndose un selfi y, casi siempre, alabando la asombrosa organización del sistema de vacunación. En el mes de abril, cuando los ciudadanos de 70 a 79 años estrenaban los vacunódromos contra el covid-19, en el Ifevi no había prisa.

Este viernes por la mañana, un hombre de 78 años levantaba su muleta, con el brazo recién inyectado, para saludar a alguien que lo esperaba fuera de la nave y salía disparado hacia él, para que no se le escapase, apoyando la muleta cada cuatro pasos. Al mismo tiempo, la ponteareana Alicia Ledo, con unas zapatillas rosas con brillibrilli, renunciaba a quedarse los quince minutos de rigor en una silla: «É que teño a meu fillo no coche, esperando, cun neno pequeno, e aínda ten que marchar a traballar». «Total, de aquí al coche ya tardamos los diez minutos, así que ya no paramos», coincidía Jorge Freijanes, de Arbo, acompañado por su hija.

La tercera dosis tiene tanta prisa que en el Ifevi solo tienen 21 sillas para que la gente espere después de recibir la inyección. A mediodía apenas había media docena ocupadas. «Sí, les decimos que si no tuvieron reacción en la primera y la segunda dosis ya no hace falta que esperen aquí», explica una enfermera que no ha parado en toda la mañana y que, vista la cola, también tiene prisa. Quizás esas prisas por inmunizar frenen, de alguna forma, esta sexta ola que está empezando a crecer. Quién sabe. Este viernes había 5.000 citados en el Ifevi, que ha reabierto después de 730.000 pinchazos. Las colas infernales también han vuelto. ¿Quién dijo que la pandemia es un bucle?