Ropa y comida vegana para los escépticos

Daniel Portela Otero VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Tamara Alonso está detrás de una marca de prendas sostenibles y comparte recetas sin productos de origen animal en Instagram. Ahora organiza la primera feria gallega de estas características

26 ago 2021 . Actualizado a las 18:49 h.

Tamara Alonso (Vigo, 1990) abrió su perfil de Instagram de recetas veganas (@dedondesacolasproteinas) para ponérselo más fácil a su familia: «Yo cambié mi alimentación y la gente de mi entorno me tomaba como referente». De este modo quería ahorrar tiempo en responder a las peticiones de su tía o de su madre, al tiempo que creaba un recetario con sus experimentos en la cocina. Entre risas, recuerda que el nombre lo puso desde el rencor: «Todo el mundo me preguntaba de dónde sacaba las proteínas». Su marca online de ropa sostenible, Slowcracy, también arrancó por una necesidad personal, fruto de la toma de conciencia en cuestiones medioambientales: «No encontraba algo que se ajustara a lo que yo quería», asegura.

Firme en sus convicciones, promueve la evolución del modelo de consumo actual y la importanica de buscar la sostenibilidad a largo plazo. Por eso apareció la necesidad de trasladar su labor divulgativa a una escala mayor. Junto a Patricia Menéndez y a Ana Gontad, ha puesto en marcha Vegana.gal, la primera feria vegana de Galicia, que se celebrará en el Ifevi, en Vigo, el 23 y el 24 de octubre.

Una comunidad vegana

La feria aparece como un escaparate para el comercio vegano y sostenible de proximidad. «Aquí hay muchos negocios, pero o no se conocen o no tienen la visibilidad que necesitan». Por el momento, 70 de las casetas están reservadas. El evento contará con marcas de artesanía, alimentación, moda y calzado, cosmética o floristerías. También ofrecerán demostraciones de cocina, charlas, talleres o catas. Aprovechando la cercanía de Vigo a Portugal, el país vecino estará presente de igual modo: «Va un paso por delante de España en la opción vegana».

Vegana.gal pretende ayudar en la construcción de una comunidad, donde encontrar apoyo y refuerzo en sus ideas: «La parte dura de ser vegana no es comer mal, es estar en un mundo en el que a veces nadie te entiende». Esa fue la necesidad que detectó junto a Patricia Menéndez, del blog Medio limón, a quien conoció precisamente a raíz de su labor de divulgación en redes sociales. Partían desde una posición de ventaja al conocer el mercado como visitantes o ponentes de otras ferias, pero necesitaban a alguien con experiencia en eventos. Así entró Ana Gontad en el proyecto, que ya había trabajado en la organización de otros festivales, como Primavera do Cine, en Vigo, o Cineuropa, en Santiago de Compostela.

Además de dirigirse a un público ya informado, quieren «visibilizar y normalizar el veganismo entre la población general». «Queremos llegar a ese escéptico que dice que no quiere dejar la carne», señala Alonso. Por eso tanto el coste de los stands de los expositores como el de las entradas está muy ajustado. Los pases salen a la venta el 1 de septiembre, con la opción de prerrerservarlos, lo que permitirá acceder a su compra desde 48 horas antes. Asistir un día costará tres euros; y el precio del evento completo asciende a cinco.

Tranisción al veganismo

Alonso concibe el veganismo como «un proceso natural, no algo forzado», para el que hay que prepararse de forma gradual. Su mentalidad comenzó a cambiar hace nueve años al comprar a su yorkshire. «Al entablar una relación con mi perra empecé a empatizar con los animales», recuerda. Internet jugó un papel central en su formación. Sin embargo, el punto de inflexión fue la llamada de una de sus hermanas: «Me dijo: ‘Tienes que verte este documental y hacerte vegana ya’». Ahí no se hizo vegana, pero sí dejó de comer carne y pescado.

La toma de conciencia respecto al consumo vino de la mano. «Antes trabajaba en un centro comercial y lo que cobraba después me lo gastaba en mucha ropa», recuerda. Ese cambio de pensamiento la llevó a consumir lo justo y necesario y apostar por la slow fashion, que se preocupa por la durabilidad de la ropa y por el impacto medioambiental de los materiales. Para Tamara Alonso comprar ya no era lo mismo: empezó a revisar las etiquetas para asegurarse de que las prendas no estuvieran fabricadas con lana, seda o cuero. Le costó encontrar tiendas que se adaptaran a su nuevo estilo de vida, por eso en enero de 2020 creó Slowcracy, donde vende camisetas, vestidos, bragas e incluso mascarillas.

De dónde saco las proteínas empezó sin pretensión alguna de ser popular y creció gracias al no atún, el no pollo y su seitán. Desde hace un año, puede rentabilizarlo gracias a que las marcas se interesan por ella. Tanto la tienda de ropa como su perfil de Instagram son su trabajo. No lo esperaba porque no fue para lo que se preparó (estudió ADE). Aunque ninguno de los negocios es completamente estable -depende del mes es uno u otro el que le proporciona los mayores beneficios-, no se queja. Sus ingresos provienen de aquello que hace su día a día más sencillo.