El balonmano como hilo de una vida

VIGO

XOAN CARLOS GIL

RubénFernández comenzó en el colegio, fue portero, refundó el club, conoció a su pareja y dio visibilidad a A Cañiza

31 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El colegio fue la puerta de entrada a un deporte que marcaría su vida. Rubén Fernández Reinaldo (A Cañiza, 1981) creció con el balonmano, fue jugador, conoció a la que hoy es su esposa y con la que comparte un hijo y un buen día, con sus mejores amigos, se embarcó en la aventura de hacer del Balonmán Cañiza un club de referencia en la Galicia interior con el equipo masculino en la Primera estatal y con el femenino a cinco días de luchar por el segundo escalafón a nivel español. Sin olvidar una prolífica base con 175 niños.

Don Sinesio, director del colegio de A Cañiza cuando Rubén era niño le marcó el camino. Era el año 85 y el profesor fundó el club de balonmano «e entón ou ías a balonmán ou che quentaba as orellas», comenta el hoy presidente. De su mano, la disciplina y el club comenzaron a crecer, una tendencia que tuvo continuidad con Javier, otro profesor, y el equipo llegó hasta Segunda Nacional «que daquela era unha categoría bastante potente e xa tiñamos un equipo feminino».

Pero aquel proyecto desapareció casi por arte de magia. «Dun ano para outro, desapareceu. A xente cansouse porque a estrutura do club xa era moi grande e botou dez anos parado». Una década después, en el 2010, el Rubén Fernández adulto, con sus mejores amigos, tomó cartas en el asunto y terminó asumiendo la presidencia de la entidad al tiempo que defendía la portería. «Eramos xogadores todos», precisa de aquel grupo refundador.

Su ciclo comenzó montando una pachanga. «Empezamos a xuntarnos os venres, volvemos a empezar un equipo de colegas», recuerda Rubén. Y del partidillo de amigos pasaron de nuevo a la competición federada, en Segunda nacional y con medio centenar de personas en las gradas. Fue el punto de arranque para volver a mirar hacia la base y comenzar a montar equipos en las categorías de formación. «Empezamos unha captación, facendo un campus, e o primeiro ano tivemos 50 nenos e nenas», un primer paso que vino acompañado de dos ascensos consecutivos del primer equipo hasta alcanzar la Primera Nacional. Además, de un modo épico. «Cun gol de golpe franco no último segundo». Con el equipo como anfitrión «e con 1.400 persoas na bancada, aquilo foi un bum enorme». Rubén, que se cayó del balcón del Concello en plena celebración, jugó un año en Primera pero tuvo que dejarlo por las secuelas de la lesión. «Eu disfruto tanto sendo presidente como cando era xogador».

Desde la tercera categoría del balonmano masculino, el Cañiza dio un paso adelante apostando por Isma Lago y Carla Abad, que llegaron un lustro atrás, para liderar las secciones masculina y femenina de la entidad. Era el primer paso para una especie de profesionalización que necesita todo club para expandirse. La contratación de entrenadores y monitores le permitió a la directiva en centrarse en la gestión del club. Camionero de profesión (reparte entre las conserveras) Rubén ha montado su oficina al lado del volante y aprovecha para organizar el día a día en la cabina.

«Esto pasou de ser un hobby de fin de semana a vivir para isto», recuerda Fernández Reinaldo del cambio radical experimentado por un club que no paraba de recibir niños para su base -«cada ano entraban 20 ou 30 nenos máis»-. La captación en los colegios y que en lo económico sea una actividad muy asequible( 15 euro al mes) funcionan también como reclamo, además de los éxitos deportivos.

El crecimiento de la entidad también se ve reflejada en el presupuesto, que ahora asciende a 100.000 euros. Para cubrirlo recibe 15.000 del Concello, 13.000 de la Diputación, 5.000 de la Xunta de Galicia y todo lo demás de buscar patrocinadores, la cantina del pabellón y socios. La Festa do Xamón también era un fuente de ingresos importante pero la pandemia la frenó en seco en los últimos años. «Síntome moi respectado por todo o pobo e polos patrocinadores», comenta el presidente, que también se considera reconocido. «Ninguén traballa para que se recoñeza pero gusta».

Buena prueba de que el balonmano es un todo para Rubén es que conoció a su esposa en el club. «Ela era xogadora e eu tamén, hai 25 anos. Empezamos de nenos sendo eu xuvenil e ela cadete», comenta el presidente. La pareja, que vive en Vigo y se traslada todos los fines de semana a A Cañiza para dedicarse en cuerpo y alma al balonmano. «As fins de semana vivimos no pavillón». Y aunque no está para nada cansada del balonmano, tienen un hijo y eso cambia las prioridades, de ahí que Rubén esté pensando en una transición tranquila. «O proxecto máis grande que traio na cabeza é que haxa relevo. Que eu me poida ir e que o club siga, que non pase igual que hai 10 anos. O mellor sería que haxa unha persoa que sexa capaz de continuar a súa maneira», comenta Rubén, que no se ve tres lustros en la presidencia y que ya tiene el sucesor en la cabeza.