Tres Meilán en un mismo tapiz

m. v. f. VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Miguel, Samuel y Martina, abuelo, padre y nieta, compiten en trío en el Mundial Virtual de taekuondo

03 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los Meilán son una familia de taekuondistas cuyo estrecho vínculo con este deporte comenzó cuando Miguel, hoy padre, abuelo, marido, suegro y consuegro de deportistas de esta disciplina, se inició a los diez años. Actualmente tiene 55 y la pandemia le ha permitido vivir una experiencia que nunca antes había disfrutado: competir junto a uno de sus hijos, Samuel -medallista internacional-, y una de sus nietas, Martina, que a los seis ya lleva media vida siendo taekuondista.

La iniciativa de participar en el World Taekwondo Open, que se celebra de manera virtual por la crisis sanitaria y que incluye las inéditas modalidades de dúo y trío de familiares, fue de Samuel, que se retiró de la competición hace dos años, pero sigue ejerciendo como entrenador en el club de la familia, el Tao, y es técnico de la selección española. «El Campeonato del Mundo iba a ser en Dinamarca, pero optaron por que los jueces visualicen los vídeos y pongan puntuaciones. Fue idea mía que participáramos los tres», desgrana.

Y subraya Samuel que si su padre accedió es porque se lo pidió Martina, algo que Miguel confirma: «¡Está claro! Acepté porque es una experiencia única con mi hijo y con la niña. La motivación principal es esa, poder hacer algo con mi nieta, porque la distancia generacional es grande y no es fácil encontrar algo para compartir de esa forma», profundiza. Su hijo también habla de «sensaciones únicas» que los tres han disfrutado al máximo, tanto la grabación de los vídeos como los ensayos previos y toda la preparación.

«Martina quiere medallas»

Para Martina, este es su segundo torneo después de debutar antes de la pandemia, todavía con cinco años, colgándose un bronce cuando competía con pequeños de entre cinco y siete. «Ella me dice que quiere ganar medallas. Aprovechamos para decirle que para eso hay que entrenar y trabajar mucho», indica Samuel. Aunque sin olvidar que este torneo es algo lúdico. «Jugamos y lo pasamos bien, aunque cuando grabamos hay que ponerse un poco serios para hacerlo lo mejor posible e intentar pasar».

Comenzaron 104 grupos de todo el mundo y los 52 mejores pasaron de ronda. Ahora quedan cuatro grupos de trece y los dos mejores de cada uno pasan a la final de cada grupo. «Está claro que queremos hacerlo lo mejor posible y no vamos a mandar ningún vídeo que salga mal, aunque Martina es muy pequeña y tampoco se puede repetir muchas veces», comenta priorizando la experiencia pero sin renunciar a la ambición.

En ese punto, Miguel parece discrepar en parte. «Si avanzamos, fantástico, pero para mí esto no va más allá del tiempo que pasamos juntos mientras lo preparamos, entrenamos y grabamos. Lo que menos importa es la competición», destaca. Sí coinciden ambos en la complejidad del reto. «Aunque es un ambiente familiar, es mundial y hay mucha gente con nivel, sobre todo asiáticos con muy buena genética», sostiene Meilán abuelo.

Con todo, Meilán padre cree que pueden tener opciones de llegar a la final -que sería ya mediante la plataforma Zoom y no con vídeos grabados- en trío después de haberse plantado en semis tanto en esa como en el dúo con su hija. «Martina es la semifinalista más pequeña de todo el mundo y podemos competir contra padres e hijos de 40 y pico y 20 que sean los dos medallistas mundiales», ejemplifica. En el trío, sin embargo, considera «es más difícil que tengan buen nivel tres personas» y el suyo lo califica como «más o menos decente» para poder defenderse.

Al abuelo le «cae la baba»

Samuel dejó de competir hace dos años por las dificultades de compaginar el alto nivel con el trabajo y la familia -desde entonces él y su mujer, la también taekuondista Nerea Alamancos, han tenido otra hija-, Miguel no lo hacía desde los 19 años. «No imaginaba dedicarme a esto -también continúa como entrenador en el Tao- y mucho menos que mi familia lo practicaría y que acabaría compitiendo con ello. Se me cae la baba, claro que sí», finaliza satisfecho no sin antes recordar que tiene otro nieto, Samuel, de quince años y, cómo no, taekuondista.