«¿Adónde vas con 61 años?»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

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Algunos trabajadores de Vulcano llevan 45 años en el astillero y tienen un futuro preocupante

09 oct 2019 . Actualizado a las 13:29 h.

«Es deprimente. ¿Adónde vas con 61 años?», se pregunta Tino Álvarez Dacosta. Entró como aprendiz con apenas 16 años y hasta ahora era uno de los responsables de medio ambiente y de gestión de calidad del astillero Factorías Vulcano, que ha llegado a los 100 años en estado comatoso y morirá en unas semanas si no se produce el milagro de que llegue un inversor que resucite al astillero. Tino es uno de los 68 trabajadores que aguarda con miedo la sentencia de liquidación de los contratos.

Otro de los veteranos es Alfonso Domínguez, de 62 años, fue el pionero en el control dimensional usando nuevas tecnologías: «Fuimos una referencia».

Francisco Guizán, de 54 años, que es un experto en calderería, imparte clases a aprendices en cursos de formación cuando le llaman. Tiene dos hijos estudiando en la Universidad y ve el panorama con inquietud. «Con esta edad, imagínate».

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Ahora el futuro les quiere dar un portazo. Saben que con su edad va a tener pocas posibilidades de encontrar empleo, con la paradoja de que son personas sobradamente preparadas para trabajar en un astillero.

Algunos, como Tino, han desempeñado todo tipo de oficios después de haber realizado estudios de ingeniería y empresariales, que no llegó a acabar pero que le proporcionó las herramientas necesarias para conocer con precisión el campo metalúrgico. Recuerda que cuando entró en el año 1974 lo hizo con un grupo de quince jóvenes como aprendices. Entonces Vulcano iba viento en popa y durante décadas fue un buque insignia de la construcción naval en España. «Cuando comencé en el astillero eramos 850 trabajadores», rememora Tino. Cree que la factoría ha llegado a la situación actual «por falta de liderazgo». Si viviese en Alemania, a pesar de su edad se lo rifarían. Aquí es otra cosa. Álvarez recuerda que, cuando comenzó en el astillero de Teis, España era el tercer país del mundo en el ránking de construcción naval y ahora ha caído hasta el puesto 14. La paradoja es que las empresas metalúrgicas reclaman personas formadas y las que ya lo están se ven abocadas al desempleo.

Con el panorama actual que hay en Vigo en el sector, los trabajadores recuerdan con cariño «a los gurús que había antes en el astillero, como Enrique Lorenzo o Fernando Santodomingo». Vulcano sigue siendo de la familia Santodomingo pero Fernando, que sufrió un trágico accidente, tenía una visión extraordinaria. «Poníamos las cuadernas y él, a ojo, sin necesidad de hacer mediciones, se daba cuenta cuando estaba una un poco torcida».

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Tino pertenece a una familia que vio nacer al astillero, su abuelo ya trabajaba allí. Este fenómeno es muy corriente en Vulcano.

Su sobrino Christian Dacosta es coordinador eléctrico y se preocupa porque «tengo un hijo de tres años», señala este joven de 32 años que forma parte de la cuarta generación de una familia de Vulcano.

Fernando Villar es de otra saga de vulcanianos. Tiene 47 años y lleva 22 años en el astillero. Es padre de dos hijos de corta edad. «Es muy grato trabajar en Vulcano», dice con con espíritu de lucha.

Miriam Teijeiro, del departamento de aprovisionamientos, también ve con preocupación el futuro de su hijo de cuatro años: «La gestión no ha sido la correcta».