Vigozoo no tiene reconversión posible

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

GUSTAVO RIVAS

La muerte de un león reabre el debate sobre su futuro

08 abr 2019 . Actualizado a las 16:23 h.

Aunque cuesta, imagínense nacer en una prisión y pasar allí toda la vida hasta el momento de morir. Toda una vida, de principio a fin, encerrados en unas decenas de metros cuadrados sin contacto alguno con nada ni nadie que no fuera ese espacio mínimo, y encima sirviendo de diversión. Ni al más cruel criminal se le aplicaría una pena semejante y menos a un inocente.

La muerte hace unos días de uno de los leones de Vigozoo reabre el debate sobre su futuro, y nuevamente se presentan propuestas de una reconversión en centro de recuperación como tantas veces antes. En nuestro caso la experiencia de estas décadas nos llevó a optar por una postura más radical: Vigozoo se debe cerrar. Permitan argumentarlo.

El primer problema es su propia ubicación. Desconocemos el criterio por el que a alguien se le ocurrió en su día que lo más alto de A Madroa, y justamente la cara orientada al norte, era el sitio perfecto para instalarlo. Que muchos de sus inquilinos se muriesen, literalmente, de frío resultó un buen indicador de que aquello no fue una buena idea. El siguiente problema es de titularidad. Formalmente (sentencia del TSXG) el Concello está de okupa en unos terrenos que pertenecen a la Comunidad de Montes de Teis. Esta situación lleva años enquistada porque el propio Concello se niega a reunirse con la comunidad de montes para alcanzar un acuerdo, incluso llegando a situaciones delirantes, como declaraciones retando a los comuneros («pues si es suyo, que nos paguen las instalaciones y se lo queden») o pretender cobrarles el IBI de estas instalaciones que son municipales. Esta situación impediría también ampliar su superficie, imprescindible para la recuperación, y debería impedir en teoría realizar cualquier nueva construcción.

A continuación el asunto competencial: la gestión de la fauna silvestre está transferida a las comunidades autónomas, no a los concellos, por lo que transformar el zoo en un centro de recuperación de fauna implicaría una modificación legal tras un acuerdo entre Xunta y Concello. La experiencia nos demuestra que los términos Xunta y Concello y acuerdo son un excelente ejemplo de oxímoron.

A continuación nos encontramos con la financiación. Vigozoo obtiene ingresos (una parte mínima de su presupuesto, aunque se intenten maquillar las cifras de visitantes por el procedimiento de realizar allí todo cuanto cursillo realiza la concejalía de Medio Ambiente) por el pago de la entrada. El problema en este caso es la incompatibilidad: en un centro de recuperación de fauna se debe evitar la presencia humana. El objetivo precisamente es que los animales silvestres en recuperación no se acostumbren a la gente. Esa es la explicación de que los animales cautivos no se puedan devolver a su medio natural. Algunos no lo reconocerían y, sobre todo, no asocian a las personas como un enemigo potencial, cosa que tristemente solemos ser. Un centro de recuperación es incompatible con recibir visitantes excepto quizás una pequeña parte destinada a irrecuperables.

Un problema añadido es que, tras dar la espantada del que durante años fue el centro de recuperación de fauna de Cotorredondo la administración acaba de trasladarse a una nueva ubicación en Carballedo, Pontevedra. Aquí permitan un anexo. Aunque la Xunta no tiene especial interés en que se sepa el teléfono del centro de recuperación de fauna silvestre, que atiende a los animales de la provincia, que en contra de toda lógica cambió, ahora es el: 606 656 017. Es complicado que la Xunta acepte diversificar su centro de recuperación cuando acaba de inaugurar uno que además está ampliando.

Nuestra conclusión, tras décadas con decenas de campañas y propuestas a gobiernos municipales de todo signo, es que no hay reconversión posible. Lo que deberíamos hacer es reubicar las especies que malviven en Vigozoo en otros lugares aceptables y cerrarlo de una vez. Vigozoo no es un lugar donde se pueda aplicar el cuestionable modelo zooXXI. Las especies se deben conservar en y con sus hábitats, no en arcas de Noé que perversamente se utilizan como coartada para la destrucción. Si una especie amenazada ya está «a salvo» y criando en los zoos podemos cargarnos su hábitat porque ya no se extinguirá. ¿Y donde los reintroduciremos después si sus hábitats no existen? ¿Una vida en cautividad para una especie entera es vida? Y si en una situación extrema se decidiera que no queda otro remedio que esa arca de Noé, Vigozoo no tiene las condiciones para serlo ni las tendrá.