Tres atletas que repiten experiencia analizan el recorrido y los secretos de la prueba que se celebra el domingo
07 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Entre los más de 5.000 atletas que tomarán la salida el domingo en la Vig-Bay, hasta un 40 % ya lo ha hecho en alguna de las 16 ediciones anteriores de la carrera. Son auténticos expertos que conocen el recorrido a la perfección y que se las saben todas para superar con nota una carrera exigente pero que destaca, dicen, por el gran ambiente que se vive y por los paisajes que disfrutas «aunque vayas con la lengua fuera». De esa nómina de especialistas forman parte Lolo Penas, Elías Domínguez y Carlos Adán, que no se perderán la cita.
Salida
Colocación según el nivel
Coinciden los tres en que el hecho de verse en una carrera de 5.000 personas no tiene incidencia. «La gente ya se coloca según su nivel, y tiene que ser así, porque si no hay un tropezón e imagínate con esa cantidad de personas. La organización se encarga de distribuir a la gente según sus ritmos», dice Penas. También Domínguez comenta que «se hace de manera muy fluida, en una zona ancha como Samil», por lo que no hace falta diseñar ninguna estrategia específica.
Circuito
Un recorrido engañoso que requiere dosificarse
Comenta Carlos Adán que el recorrido es «engañoso», por lo que es importante saber reservarse en el primer tramo. «Los cinco o seis kilómetros iniciales son de una gran dureza, es preferible guardar fuerzas y perder ahí algunos segundos porque luego vas a tener ocasión de recuperarlos», analiza. Lo comparte Elías Domínguez: «No conviene empezar al ritmo máximo al que puedes estar. Hay que tomárselo con calma desde el principio sabiendo que te queda mucho recorrido por delante». Y lo refrenda también Penas: «Es un tramo que pica para arriba y no hay que cebarse ahí, porque luego vienen tramos más favorables. Es clave no vaciarse tan pronto. La gente que corre estas pruebas sabe que son 21 kilómetros y que es fundamental dosificarse», subraya.
Dificultades
Monte Lourido y los toboganes antes de un final llano
Aunque tras el primer tramo viene una parte más cómoda, tampoco hay que descuidarse a partir de ahí. «El repecho de Monte Lourido, sobre el kilómetro 15, se hace especialmente duro. Aunque luego ya es cuesta abajo y toca llanear», dice Adán. No significa tampoco que ya esté todo hecho, pues «llegas a la Ramallosa y tienes tres kilómetros que es verdad que son de grandes rectas, pero parece que no llegas nunca porque a nivel muscular lo anterior te vacía». Para Domínguez «la subida que lleva a O Vao tira, pero la parte más dura es al final, Praia América y los toboganes antes del llano».
Climatología
Lluvia y viento, principales enemigos de las marcas
Señala Lolo Penas que la lluvia prevista para el domingo «perjudica igual a todos y no es nada nuevo en Galicia», si bien «es un hándicap para quienes buscan marca». Lo que realmente preocupa a Adán es la influencia del viento. «Si es del sur, no te deja, sufres el doble y por mucho que quieras es imposible hacer marca». En la misma línea, Domínguez señala que «si llueve te pones el chubasquero y llegas con más ganas de cambiarte», pero el viento es lo que realmente puede perjudicar.
Ambiente
Una prueba única
Coinciden los tres en que el ambiente es el gran encanto de la prueba y el secreto de que más de 5.000 personas vayan a correrla. Charlar con el de al lado si no estás exigido o disfrutar de las vistas son de las cosas que les animan a repetir. «Cuando una prueba crece desde los 600 el primer año a los 5.000 es por algo», concluye Domínguez.