El Festival Imaxinasons abre su décima edición con una exposición que rastrea la presencia del jazz en la ciudad
25 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.«A la terminación de las secciones de la noche, da comienzo el super-tango que es amenizado por un notable cuarteto con jazz band americano». El suelto se puede leer en el periódico Galicia, casi cualquier día del mes de julio de 1924. Se refiere al Lion D?0r, un cabaré de la calle Elduayen, que una vez acababan de cantar las atracciones de la noche, permitían sus dueños seguir tocando a los músicos de jazz. Es uno de los establecimientos que desde la década de los años veinte ofrecían actuaciones de jazz en la ciudad de Vigo. Muchos de aquellos músicos habían tocado en las orquestas de los trasatlánticos procedentes de América, donde había nacido el jazz.
Esas huellas son las que trata de rastrear la exposición Vigo ten swing. Unha aproximación á historia do jazz en Vigo, que se puede ver en la Casa das Artes dentro de la programación del Festival Imaxinasóns, que en esta edición cumple diez años desde que la entonces alcaldesa Corina Porro diese su visto bueno a la idea.
La exposición está compuesta por paneles, fotografías, programas, partituras, objetos, programas de radio y muchas referencias al Imaxinasóns. Destacan tres cuadros de ambiente jazzístico de la pintora viguesa Iria Blanco y dos de Rufino Peral, muy escondidos al fondo de la sala de exposiciones.
La exposición fluye por tres períodos históricos. Un primer momento, entre los años veinte y cincuenta del pasado siglo, en los que el jazz no tiene protagonismo propio pero está latente en el ritmo de la ciudad. No hay que olvidar que la primera película sonora que vieron y oyeron los vigueses fue El cantor de jazz, el 14 marzo de 1930 en el cine Tamberlick. La llegada del franquismo vetó esta expresión artística.
La exposición dedica un espacio al gran momento vivido por el jazz en la década de los años setenta, cuando grandes músicos tocaban todos los fines de semana en locales como el Satchmo. Después llegó «no me gusta la rumba ni el jazz», dejando este estilo musical algo arrinconado frente al pop y al rock. Es a principios de los ochenta cuando llega A Onda de Vigo, el festival realizado desde Xuventudes Musicais, que se hacía en el único sitio posible, el Cine Salesianos.
Los años noventa fueron el revivir de este estilo musical. La activación en Pontevedra de la primera escuela reglada así como la apertura de La Negra Tomasa comenzaron a reconstruir una escena musical, que ahora se expande con fuerza.
La exposición fija en el Imaxinasóns su último período, no en vano recibe de su presupuesto los 21.000 euros que costó. Esta parte está representada de una forma contundente por Janite Lafuente, el fotógrafo que mejor es capaz de captar la música en directo.
La exposición permanecerá abierta al público hasta el 27 de julio en horario de 18 a 21 horas, de lunes a viernes; de 12 a 14 y 18 a 21 horas, los sábados; y de 12 a 14 horas, los domingos.