Si el alcalde dice que el de Vigo es el Ayuntamiento campeón de España en gasto social, ¿por qué no habría que creerle? A los políticos les avalan los hechos y Caballero es un hombre con antecedentes. En diciembre ya se pasó varios días presumiendo de ser el único regidor del Reino que congelaba los impuestos y tasas municipales, a pesar de que muchos otros como los de Córdoba, Guadalajara, Ávila y Sevilla habían decidido incluso rebajarlos ante los estragos que está haciendo la crisis en las economías familiares.
¿Por qué no habríamos de creer al alcalde cuando afirma que no hay nadie mejor en toda España? Cuestionarlo es convertirse automáticamente en antivigués. Que se lo digan al PP, que aun teniendo más concejales que el PSOE, ha decidido que los presupuestos del 2014 son cojonudos y los ha votado en postura genuflexa. Los seis años anteriores, las cuentas de Caballero habían sido antisociales e improductivas y ahora hasta dan por bueno el gasto en aceras y el afán recaudatorio con las multas de tráfico. Los populares, por lo visto, le han preguntado a sus votantes y estos les han dicho que adelante, que a tope con Abel, que ellos no quieren ser 61.616 antivigueses.
¿Por qué no creer al alcalde, en fin, si empeña su palabra? Todo el mundo sabe cómo es la palabra de un caballero. Ahí están el monolito de Jean Nouvel en el puerto, el World Trade Center de Beiramar, la biblioteca estatal en la antigua Panificadora, el nuevo ayuntamiento de Moneo, Ikea, la fusión que era una absorción, el AVE en el 2012 porque si no, no habría candidato... ¡Y tantas cosas más!
¿Qué es más social: destinar 670.000 euros a subvencionar vuelos de aerolíneas privadas en Peinador o subvencionarle el autobús a los parados de larga duración? No lo piense. No distinga entre la propaganda y el sentido común. Ríndase al campeón de España.
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